Nacida en Aguascalientes, Yoana Ortiz tiene el título de Mrs. Universe México 2021, mismo que disfrutó al viajar a Tokio para competir con más de 100 mujeres bellas de todo el mundo, donde dignamente puso en el panorama a México, siendo admirada, respetada y premiada por todos los países participantes. Cualquiera pensaría que es además de soltera, sin hijos, pero no. Madre de tres adolescentes, decidió que el mejor ejemplo lo dan los hechos, por lo que se dedicó a “cumplir su sueño” y dominó el mundo.
“Fue desde niña que comencé a soñar con ser reina de belleza, fue de ver los certámenes que realmente me emocionaba bastante y al estar con 18 años y hasta los 20 fue bastante la emoción y mas porque me invitaban muchas personas a modelar, a participar en certámenes y lo demás, en la calle me decían -oye no te gustaría participar, hacer, ir- pero mi mamá no nos dejaba, por eso siempre siempre fue mi sueño, participar en un evento así de belleza”.
El tiempo pasó, se casó, tuvo sus hijos, lleva una buena vida de esposa, pero siempre ha sido inquieta, se dedica a la realización de eventos y tiene la capacidad y posibilidad de llegar su casa, atender a sus hijos, cocinar y dedicarle tiempo a Grupo Iventus, su empresa de organización de eventos; donde vive día a día su pasión, no se trata de que algo faltara, pero el sueño de las coronas, llegó a su vida de una manera definitiva.
“Me invitaron, igual que me pasaba de soltera, estaba en un merendero y una chica se acercó y me dijo, ¿estás participando en el certamen de señoras?”, a lo que dijo que no, y comenzó a contarle del proyecto y dejó sus datos, luego se comunicó después de consultarlo con la familia, el esposo y los hijos, y aunque por parte de su marido no tuvo el apoyo al 100 por ciento, pero una vez que le platicó del sueño, estuvieron todos de acuerdo.
“Hubo una presentación y fuimos mis hijos y yo a ver en el público sin avisar, nos asomamos y mi hijo de 18 me dijo, -mamá, metete”. Compartió que después con la cantidad de eventos si padecían las ausencias y le decían “mamá ya te vas otra vez”, pero fue solo un año dedicado a ella, sin descuidarlos, se partió en mil, no dormía, pero cumplía con todo, de manera que no sólo su imponente belleza deslumbrara, sino su compromiso, preparación e interés.
“Como mamá les mostré a mis hijos que no hay edad para cumplir tus sueños y es una de las cosas que quiero dejarles, cuando creí que no podría hacerlo, aunque sí me costó trabajo el separarme los fines de semana, que tenían que ver con la preparación, nos daban clases de pasarela, protocolo y etiqueta, pose fotográfica, locución y proyección escénica, desarrollo personal” y aunque contaba con el apoyo de alguien que se hacía cargo de sus hijos en su ausencia, reconoce que no dejaba de extrañarles, nunca estuvieron solos y siempre fue su prioridad, sus hijos.
Lo más difícil era acudir a las clases que muchas veces son en horas difíciles, noches o domingos, lo mejor fue la conexión con su hija, dos años después la niña entendió de manera más sencilla y práctica, el impacto de que su mamá fue una reina de belleza y lo mucho que creció, porque teniendo 10 años no lo dimensionaba, así que ahora está clara en que desea ser modelo de ropa y que lo logrará, como su mamá.
“Para mi fue un llamado, dije, esto no le pasa a mucha gente y fue la forma de darme la oportunidad, tomó el lado bueno de las cosas, porque como en todo hay buenas y malas yo creo que nada en la vida es color de rosa, pero lo importante es quedarte con la experiencia”.
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