Llegó la esperanza después de meses de una emergencia sanitaria que ha significado un parteaguas en el siglo XXI: hace un año arrancó la aplicación de la vacunación anticovid en Aguascalientes, fue un 13 de enero, cuando en una mañana fría, una enfermera recibió la primera dosis en el estacionamiento del Hospital Tercer Milenio.
De entonces a la fecha en el estado se han aplicado un millón 728 mil 836 dosis –según el último reporte de las autoridades sanitarias–, cada pinchazo con una historia distinta en lo individual, pero que en su conjunto ha ido armando la respuesta colectiva a un virus que ha enlutado a miles de familias en la entidad, a una pandemia que después de dos años sigue provocando contagios y modificando la dinámica social.
Desde los inicios de las jornadas de vacunación han sido una proeza con aciertos y desatinos: unos de los primeros agradecidos fueron los trabajadores de la salud, los “héroes de la pandemia”, quienes en algunos casos fueron los primeros en caer ente el SARS-CoV-2; también las primeras protestas surgieron de entre camilleros, enfermeras y médicos del sector privado, quienes denunciaron que fueron excluidos de la aplicación del biológico.
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La ciudadanía también fue un reflejo de esta divergencia, la gran mayoría ha acudido a los centros de vacunación, ha esperado con paciencia su turno –a pesar de que en algunos casos eso implicó estar esperando su turno por más de cuatro horas–; pero también ha surgido el comportamiento errático, por grupos de edad las personas mayores de 60 años fueron los primeros, capitalinos que acudieron a los municipios del interior para recibir antes el biológico, quienes simularon estar embarazadas para inocularse antes, gente que se ha metido en las filas.
Las jornadas de vacunación han visto días en los cuales la respuesta de la ciudadanía rebasó a las autoridades, particularmente en las convocatorias para rezagados, donde los tumultos formaron filas tan largas, que resultaba complicado encontrar el final de las mismas; otros días la respuesta ciudadana fue pobre, pues podían observarse numerosas sillas vacías en los puntos de vacunación.
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Las experiencias individuales han sido muy distintas: los hay quienes apenas esperaron unos minutos en las filas, no padecieron efectos secundarios, y han llegado a estas fechas sin haberse contagiado; otros padecieron calentura y dolencias, pasaron un martirio para recibir el biológico y hay quienes murieron por Covid-19 incluso después de haberse inoculado.
Esta semana se cumplió un año del arranque de la vacunación, un proceso en el cual los expertos no han podido concluir cuantas dosis de refuerzo van a requerir las personas para convivir de forma segura con el coronavirus.
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