No sólo la Humanidad, en general la vida en el planeta se encuentra en una etapa grave y peligrosa. Ha quedado plenamente demostrado el profundo, y en algunos casos irreversible, daño infringido al patrimonio natural con la destrucción de sus hábitats.

Lo anterior gracias al tráfico irresponsable de especies de la vida silvestre, la intensificación de las actividades industriales, agrícolas y ganaderas con un enfoque totalmente desarticulado del funcionamiento natural de los ecosistemas; todo ello con la consiguiente pérdida de biodiversidad y los efectos amplificadores del cambio climático.

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En este escenario, México ha pasado de ser uno de los cinco países megadiversos del planeta, a encabezar también la lista de naciones con la tasa más alta de extinción de especies, según lo reportó la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) 2019.

Así lo denunció la Federación Mexicana de Colegios de Biólogos, al convocar a sus integrantes a analizar el estado que guarda la biodiversidad en nuestro país, en el marco del aislamiento y frente a la peor pandemia que han vivido los seres humanos, en un manifiesto elaborado en el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Diversidad Biológica, el pasado día 22.

En el manifiesto entregado por la bióloga Guadalupe Castorena Esparza, se destaca que el daño infringido continúa reduciendo la capacidad de la naturaleza para contribuir al bienestar de las personas, lo que ha propiciado graves consecuencias y que se presente un aumento notable de las enfermedades emergentes de origen zoonótico, ligadas a la destrucción de los ecosistemas y al tráfico o saqueo de especies silvestres, gracias a eso, hoy nos encontremos en medio de la peor pandemia que ha enfrentado la humanidad.

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