Es común que, durante las celebraciones del Día de Muertos, se escriban y reciten las conocidas “Calaveritas Literarias”.
Son versos frescos y chuscos, escritos a modo de epitafio, sobre una persona para destacar de forma irreverente sus características, en el que se hace gala del juego de palabras y el uso figurado del lenguaje.
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Se cree que estos escritos, que en un principio eran conocidos como “panteones”, pudieran tener su origen a finales del siglo XIX, cuando un religioso perteneciente a la orden de los franciscanos del Colegio Apostólico de Guadalupe Zacatecas, escribió unos versos satíricos dedicados a un médico, que fueron incluidos en su libro titulado “La Portentosa Vida de la Muerte”.
Una de las figuras que suele acompañar a estas composiciones, es la famosa Catrina, conocida originalmente como la Calavera Garbancera, y que también sirvió como título para un escrito de esta naturaleza realizada por el artista.
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Para preservar esta práctica, que con el paso del tiempo se convirtió en tradición, la Red Estatal de Bibliotecas ha convocado a sus bibliotecarios y colaboradores a que escriba “Calaveritas Literarias”, pues forman parte ya de la cultura popular mexicana, y de la identidad de las fiestas que se llevan a cabo en torno al 02 de noviembre, día en que México recuerda a sus difuntos.
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