/ martes 9 de noviembre de 2021

Transformación Global y Nacional

Hace poco más de dos décadas (1998), Tony Blair se refería a la necesidad de crear un consenso para responder a las trasformaciones de orden mundial, con una perspectiva de un marco político que se leía: “La vieja izquierda resistía a ese cambio. La nueva derecha no quería propulsarlo. Nosotros tenemos que impulsar ese cambio para producir solidaridad social y prosperidad”. El planteamiento, la tercera vía, la renovación de la socialdemocracia de Anthony Giddens.

Intentando actualizar a nuestro tiempo estos conceptos sugeridos hace veintitrés años por Blair: la solidaridad social, de acuerdo a la literatura se refiere a la inclinación expresada a fin de ayudar al prójimo en momentos de necesidad por desgracias sean por desastre natural o provocadas por externalidades de la intervención humana, la solidaridad en sentido de ayuda a los más desfavorecidos, en oposición al egoísmo, al individualismo.

Solidaridad es un concepto aparentemente de lo más común y/o cotidiano, o, escuchado en nuestra rutina, por cierto pocas veces conscientes de su esencia; verbigracia, saber escuchar, cuidar y respetar otros seres (animal y vegetal), hacer trabajo de voluntariado, prestar ayuda de primeros auxilios, ceder espacios en lugares comunales a personas vulnerables por su condición, prestar atención y realizar actividades de aprendizaje conjuntas con infantes, destinar ayudas económicas sin fines de lucro, incluir en nuestro entorno a personas de la tercera edad, entre otras. Solidaridad es el fundamento de la cohesión social; lo opuesto, esencialmente representa una crisis o descomposición social que en general padecemos las sociedades del mundo civilizado.

Mientras en el mundo se realizaban esfuerzos globales intentados por líderes mundiales, en México una década antes, en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1976), se decretaba la Ley de Sociedades y de Solidaridad Social, en la que se preveía como principales socios a personas físicas de nacionalidad mexicana en especial ejidatarios, comuneros , campesinos sin tierra, parvifundistas (se trata de un estrato menor en el sector del campo) y personas que tengan derecho al trabajo; sin embargo hay que decir que, los intentos de fomentar una cultura de solidaridad, eran limitados, ya que solo involucraba a un solo sector (rural). Confieso que al momento de explorar el contenido de la ley aún vigente (letra muerta), nos invadió una emoción por la existencia de un precedente de solidaridad social en México, previo a intenciones de líderes mundiales; emoción que se fue esfumando conforme, nos fuimos introduciendo al contenido de sus cuarenta y tres artículos y un transitorio, de lo que solo resulto un desencanto al concluir mi lectura. Quise imaginar, quienes y como sería el perfil de representantes populares que definían, la integración de aquella legislatura federal. Sin palabras.

En el concepto del ex primer ministro de Reino Unido referido, para impulsar el cambio (transformación), en la tercera vía socialdemocracia, además de la solidaridad social, el complemento es producir prosperidad; ambos son la base de la transformación. Solidaridad social sin prosperidad, no hay transformación; prosperidad sin solidaridad social, es inexistente el cambio.

A sugerencia de Giddens, “las ideas políticas parecen haber perdido hoy día su capacidad para estimular y los líderes políticos su capacidad de dirigir: El debate público está dominado por preocupaciones acerca de los criterios morales en declive, las divisiones crecientes entre ricos y pobres, las tensiones del Estado del bienestar”. A pesar de ser una obra editada hace más de dos décadas, los fenómenos sociales descritos, son vigentes en nuestro contexto.

Las alternativas o salidas a las políticas públicas idóneas a los estados nación, no podríamos encontrarlas como en una receta gastronómica amen de tener una buena sazón, al gusto del comensal; pero, se pueden construir mejores estadios sociales de solidaridad social y prosperidad a partir de valores propios de la tercera vía (socialdemocracia) como: igualdad, protección de los débiles, libertad como autonomía, ningún derecho sin responsabilidad, ninguna autoridad sin democracia.

En un comparativo a las tensiones del Estado de Bienestar de la primera mitad del siglo XX, con las tensiones también, pero, del Bienestar de nuestro Estado, nos ocuparemos de hacer nuestras consideraciones, en otro ejercicio de opinión.

Hace poco más de dos décadas (1998), Tony Blair se refería a la necesidad de crear un consenso para responder a las trasformaciones de orden mundial, con una perspectiva de un marco político que se leía: “La vieja izquierda resistía a ese cambio. La nueva derecha no quería propulsarlo. Nosotros tenemos que impulsar ese cambio para producir solidaridad social y prosperidad”. El planteamiento, la tercera vía, la renovación de la socialdemocracia de Anthony Giddens.

Intentando actualizar a nuestro tiempo estos conceptos sugeridos hace veintitrés años por Blair: la solidaridad social, de acuerdo a la literatura se refiere a la inclinación expresada a fin de ayudar al prójimo en momentos de necesidad por desgracias sean por desastre natural o provocadas por externalidades de la intervención humana, la solidaridad en sentido de ayuda a los más desfavorecidos, en oposición al egoísmo, al individualismo.

Solidaridad es un concepto aparentemente de lo más común y/o cotidiano, o, escuchado en nuestra rutina, por cierto pocas veces conscientes de su esencia; verbigracia, saber escuchar, cuidar y respetar otros seres (animal y vegetal), hacer trabajo de voluntariado, prestar ayuda de primeros auxilios, ceder espacios en lugares comunales a personas vulnerables por su condición, prestar atención y realizar actividades de aprendizaje conjuntas con infantes, destinar ayudas económicas sin fines de lucro, incluir en nuestro entorno a personas de la tercera edad, entre otras. Solidaridad es el fundamento de la cohesión social; lo opuesto, esencialmente representa una crisis o descomposición social que en general padecemos las sociedades del mundo civilizado.

Mientras en el mundo se realizaban esfuerzos globales intentados por líderes mundiales, en México una década antes, en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1976), se decretaba la Ley de Sociedades y de Solidaridad Social, en la que se preveía como principales socios a personas físicas de nacionalidad mexicana en especial ejidatarios, comuneros , campesinos sin tierra, parvifundistas (se trata de un estrato menor en el sector del campo) y personas que tengan derecho al trabajo; sin embargo hay que decir que, los intentos de fomentar una cultura de solidaridad, eran limitados, ya que solo involucraba a un solo sector (rural). Confieso que al momento de explorar el contenido de la ley aún vigente (letra muerta), nos invadió una emoción por la existencia de un precedente de solidaridad social en México, previo a intenciones de líderes mundiales; emoción que se fue esfumando conforme, nos fuimos introduciendo al contenido de sus cuarenta y tres artículos y un transitorio, de lo que solo resulto un desencanto al concluir mi lectura. Quise imaginar, quienes y como sería el perfil de representantes populares que definían, la integración de aquella legislatura federal. Sin palabras.

En el concepto del ex primer ministro de Reino Unido referido, para impulsar el cambio (transformación), en la tercera vía socialdemocracia, además de la solidaridad social, el complemento es producir prosperidad; ambos son la base de la transformación. Solidaridad social sin prosperidad, no hay transformación; prosperidad sin solidaridad social, es inexistente el cambio.

A sugerencia de Giddens, “las ideas políticas parecen haber perdido hoy día su capacidad para estimular y los líderes políticos su capacidad de dirigir: El debate público está dominado por preocupaciones acerca de los criterios morales en declive, las divisiones crecientes entre ricos y pobres, las tensiones del Estado del bienestar”. A pesar de ser una obra editada hace más de dos décadas, los fenómenos sociales descritos, son vigentes en nuestro contexto.

Las alternativas o salidas a las políticas públicas idóneas a los estados nación, no podríamos encontrarlas como en una receta gastronómica amen de tener una buena sazón, al gusto del comensal; pero, se pueden construir mejores estadios sociales de solidaridad social y prosperidad a partir de valores propios de la tercera vía (socialdemocracia) como: igualdad, protección de los débiles, libertad como autonomía, ningún derecho sin responsabilidad, ninguna autoridad sin democracia.

En un comparativo a las tensiones del Estado de Bienestar de la primera mitad del siglo XX, con las tensiones también, pero, del Bienestar de nuestro Estado, nos ocuparemos de hacer nuestras consideraciones, en otro ejercicio de opinión.