/ viernes 25 de febrero de 2022

Taza de Soles | Poesía de una madre imperfecta

¿Existen las madres perfectas? La repuesta es obvia, pero el cuestionamiento va más allá, porque si bien la perfección no es posible en la dimensión terrenal, el paradigma o modelo de la madre amorosa y casi perfecta sigue siendo muy fuerte. Un ejemplo de esto lo da el hecho de que -en los cuentos tradicionales- el lado oscuro de las madres siempre lo llena el personaje de la madrastra. Así de fuerte es la imagen de bondad impoluta que se le ha atribuido a la figura de la madre. ¿Y qué pasa cuando alguien quiere desmitificar esa imagen y escribe desde el dolor, pero también desde la lucidez? ¿Qué ocurre cuando la inteligencia y la sensibilidad de una mujer permiten cuestionar un entorno que no propicia un mínimo de certeza para crecer y madurar?

Creo que entonces aparecen libros como el de Sandra Moreno y su Diario. Poesía de una madre imperfecta. Sandra, mujer joven, madre de un adolescente, ha madurado lo suficiente como para iniciar una empresa editorial (Editorial Tierra Cartonero) y conseguir los apoyos necesarios para escribir y publicar su primer libro de poemas. Además, esta compañera ha concebido su proyecto de escritura con la generosidad de quien -más que mostrar que es capaz de tejer una narrativa eficaz para trascender su propia experiencia- desea compartir un proceso.

2.- Conocí a Sandra hace cinco años, cuando juntas cursamos el Diplomado en Mediación Lectora y nos tocó realizar un ejercicio de mutuo reconocimiento, basado en preguntas y respuestas personales. En aquel momento me llamaron la atención su audacia y sencillez para hacerme cuestionamientos que rozaban los límites de la esfera de la intimidad. Desde esa experiencia de compañerismo, la sigo por las redes sociales o nos encontramos con motivo de las Ferias del libro. Desde entonces, Sandra no ha dejado de sorprenderme, porque ella no ha cesado de trabajar y de crecer. Ahora celebro la edición su primer libro y me congratulo de que su táctica para difundirlo esté planeada para realizar talleres en relación al tema del mismo. La semana pasada, la autora de Diario. Poesía de una madre imperfecta acaba de estar en la sala de lectura “Taza de soles” y llevó tan eficazmente su estrategia de collage, que al final, parecía que las participantes habíamos asistido a una sesión de terapia. ¡Tanto fue lo que hablamos críticamente sobre las tradiciones y moldes que pesan sobre las tareas maternas y cuánto reconocimiento adquirimos del camino que nos falta recorrer para aceptar la imperfección como algo normal, y para solicitar los apoyos necesarios para realizar las tareas de la crianza! Tareas que no deberían llamarse maternales, sino parentales como bien dijo una de las compañeras.

3.- Para terminar, comparto dos poemas de este libro de edición artesanal y escritura sincera y trabajada. La forma de diario inspira el texto confesional y directo, donde la poesía va trenzando la imagen interior de una madre y un hijo, cuyo proceso de crecimiento se va aclarando conforme fluyen las imágenes creadas por la autora.

Día 89

Él me salva en estos días de penumbra/ me mira/ me abraza hasta que la rabia se ha ido/ / La gente se burla/ no creen que sea mala madre/ tampoco buena/ yo tampoco lo creo/ menos él/ / Me ve hundirme en mi lluvia/ esperando el tenue rocío, no dice nada/ me mira en lo obscuro/ con su lámpara encendida por si hay miedo// El bosque de adentro me abruma/ y me voy a su cama a dormir,/ me interno sigilosa para no despertarlo/ pero siempre me sabe/ me abraza// Ronca al oído para que yo sepa que no se irá/ no me despierta por la mañana/ no hace ruido/ y espera paciente junto a la cama/ que abra un ojo/ lo vea/ y sonría al saberme otro día viva.

Día 147

Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ la abuela que él conocía no era mi madre/ ella no me quería/ /Perdonar a mamá decía mi hijo / él no la vio convulsionar/ para no irnos de casa/ /Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ yo quería huir de su lado/ de la casa que se nos caía a pedazos// Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ pero yo no sabía cómo/ porque ella no me mostró de qué manera/ perdonar// Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ yo siempre tuve que levantarla del piso/ decirle que todo estaría bien/ / Perdonar a mamá/ decía mi hijo / nunca supo el daño que me había hecho/ era yo por su culpa un ser imperfecto / / Perdonar a mamá/ gritó el hijo, entendí/

No habló nunca de la abuela/ no hablaba conmigo/ hablaba de su madre, hablaba de mí.

Si usted quiere leer este libro, lo puede encontrar en la Librería de los Escritores.

¿Existen las madres perfectas? La repuesta es obvia, pero el cuestionamiento va más allá, porque si bien la perfección no es posible en la dimensión terrenal, el paradigma o modelo de la madre amorosa y casi perfecta sigue siendo muy fuerte. Un ejemplo de esto lo da el hecho de que -en los cuentos tradicionales- el lado oscuro de las madres siempre lo llena el personaje de la madrastra. Así de fuerte es la imagen de bondad impoluta que se le ha atribuido a la figura de la madre. ¿Y qué pasa cuando alguien quiere desmitificar esa imagen y escribe desde el dolor, pero también desde la lucidez? ¿Qué ocurre cuando la inteligencia y la sensibilidad de una mujer permiten cuestionar un entorno que no propicia un mínimo de certeza para crecer y madurar?

Creo que entonces aparecen libros como el de Sandra Moreno y su Diario. Poesía de una madre imperfecta. Sandra, mujer joven, madre de un adolescente, ha madurado lo suficiente como para iniciar una empresa editorial (Editorial Tierra Cartonero) y conseguir los apoyos necesarios para escribir y publicar su primer libro de poemas. Además, esta compañera ha concebido su proyecto de escritura con la generosidad de quien -más que mostrar que es capaz de tejer una narrativa eficaz para trascender su propia experiencia- desea compartir un proceso.

2.- Conocí a Sandra hace cinco años, cuando juntas cursamos el Diplomado en Mediación Lectora y nos tocó realizar un ejercicio de mutuo reconocimiento, basado en preguntas y respuestas personales. En aquel momento me llamaron la atención su audacia y sencillez para hacerme cuestionamientos que rozaban los límites de la esfera de la intimidad. Desde esa experiencia de compañerismo, la sigo por las redes sociales o nos encontramos con motivo de las Ferias del libro. Desde entonces, Sandra no ha dejado de sorprenderme, porque ella no ha cesado de trabajar y de crecer. Ahora celebro la edición su primer libro y me congratulo de que su táctica para difundirlo esté planeada para realizar talleres en relación al tema del mismo. La semana pasada, la autora de Diario. Poesía de una madre imperfecta acaba de estar en la sala de lectura “Taza de soles” y llevó tan eficazmente su estrategia de collage, que al final, parecía que las participantes habíamos asistido a una sesión de terapia. ¡Tanto fue lo que hablamos críticamente sobre las tradiciones y moldes que pesan sobre las tareas maternas y cuánto reconocimiento adquirimos del camino que nos falta recorrer para aceptar la imperfección como algo normal, y para solicitar los apoyos necesarios para realizar las tareas de la crianza! Tareas que no deberían llamarse maternales, sino parentales como bien dijo una de las compañeras.

3.- Para terminar, comparto dos poemas de este libro de edición artesanal y escritura sincera y trabajada. La forma de diario inspira el texto confesional y directo, donde la poesía va trenzando la imagen interior de una madre y un hijo, cuyo proceso de crecimiento se va aclarando conforme fluyen las imágenes creadas por la autora.

Día 89

Él me salva en estos días de penumbra/ me mira/ me abraza hasta que la rabia se ha ido/ / La gente se burla/ no creen que sea mala madre/ tampoco buena/ yo tampoco lo creo/ menos él/ / Me ve hundirme en mi lluvia/ esperando el tenue rocío, no dice nada/ me mira en lo obscuro/ con su lámpara encendida por si hay miedo// El bosque de adentro me abruma/ y me voy a su cama a dormir,/ me interno sigilosa para no despertarlo/ pero siempre me sabe/ me abraza// Ronca al oído para que yo sepa que no se irá/ no me despierta por la mañana/ no hace ruido/ y espera paciente junto a la cama/ que abra un ojo/ lo vea/ y sonría al saberme otro día viva.

Día 147

Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ la abuela que él conocía no era mi madre/ ella no me quería/ /Perdonar a mamá decía mi hijo / él no la vio convulsionar/ para no irnos de casa/ /Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ yo quería huir de su lado/ de la casa que se nos caía a pedazos// Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ pero yo no sabía cómo/ porque ella no me mostró de qué manera/ perdonar// Perdonar a mamá/ decía mi hijo/ yo siempre tuve que levantarla del piso/ decirle que todo estaría bien/ / Perdonar a mamá/ decía mi hijo / nunca supo el daño que me había hecho/ era yo por su culpa un ser imperfecto / / Perdonar a mamá/ gritó el hijo, entendí/

No habló nunca de la abuela/ no hablaba conmigo/ hablaba de su madre, hablaba de mí.

Si usted quiere leer este libro, lo puede encontrar en la Librería de los Escritores.