/ viernes 15 de julio de 2022

Taza de Soles | Jesús F. Contreras: (1866-1902) “Malgré tout”  

Las palabras parecen haber sido escritas para describir el Aguascalientes de ayer mismo: “Llueve. La tarde parece un pozo de cal porque los nublazones se elevan para que este adiós se mire más triste de lo que hubiera podido ser. En el fondo del camino reseco cinco huizaches se abrazan como si tuvieran frío, pero ha hecho más calor que en otros años donde la canícula se retiraba pronto a descansar y dejar descansar a los hombres. Una rama del árbol más grande, en la orilla, saca sus dedos deshojados para apresurar la carreta 'Malgré tout'”.

En 1998, el editor y escritor aguascalentense Roberto Quevedo Hernández obtuvo el premio de novela corta en el VII Certamen Histórico-Literario convocado por el H. Municipio de la capital de Aguascalientes. Su título “Malgré tout” lo dice todo. Su texto estaría dedicado a redactar la biografía novelada de Jesús F. Contreras, de quien acabamos de celebrar en días pasados un aniversario luctuoso. Pocos habremos leído esta novela, que según tengo entendido, no ha sido reeditada, aunque merecería serlo. Quien esto escribe no la habría leído de no haber sido por la recomendación de una querida amiga, Arlette Luévano. La novela en cuestión es un texto muy bien redactado que combina acertadamente varias voces narrativas, comenzando por la de la madre, quien a través de una carta, se dirige al hijo que está por nacer y le devela sus heroicos antecedentes familiares. Luego nos encontramos con varios diálogos, y sobresales las expresiones de Federico Gamboa y la de Amado Nervo, amigos ambos del escultor. Luego nos corresponderá escuchar al mismo protagonista en sus propios términos: “Nunca pude escribir lo que siento, lo que pienso, excepto ahora que no sé bien qué es lo que me sucede, hoy que, a los veinte años, soporto el alarido de la carne quemada con un aturdimiento que me vuelve cada vez menos yo y más mi propia agonía, más un grito de opresión viviente en la noche de mi persona. Escribo hoy, justo hoy, cuando parece que ya casi nada me quedara en la vida a pesar de mi juventud, hoy cuando todos parecen considerar a mi primera gran obra como la última…¡pero no!

En este tono intimista y cercano están narradas sus peripecias y sus desgracias, sus grandes proyecto y sus viajes, su estancia en Europa, su paso por Barcelona, sus aprendizajes en París, su regreso a México, sus amores y sus amistades. Su taller como centro de tertulias y discusiones sobre el arte, sobre la modernidad, sobre el papel del artista revolucionario, su compromiso con la historia y sobre todo con la estética y con su tierra: “Probablemente no vuelva a ver esa tierra donde mis padres y yo hemos nacido. Viajé hasta Aguascalientes en septiembre del año pasado. La gente me recibió con ánimos heroicos, como si lo que hecho tuviera una importancia real, como si en algo les ayudara mi trabajo y mi arte”. Y ya de hecho la estructura misma del trabajo de Quevedo anuncia los movimientos de una vida y una pasión que se consume por encontrar sentido a la desgracia y a la muerte. Contreras une su vida a su obra y encuentra la cifra de la misma en la escultura última, la belleza de una mujer que emerge de la piedra, Malgré tout, “a pesar de todo”. Transcribo uno de sus últimos párrafos donde el escultor de treinta y seis años, está a punto de rendir tributo a la muerte. Sin embargo, ha triunfado “Yo no sé si aun duermo. No hay ninguno develando mis ojos, porque somos silencio de las sombras que apenas murmura su sed y en el instante se apaga su flama, extinto de la tierra, sin la noción del grito, porque los límites de la ceniza no descansan, ni el ser, a pesar de la lucha, a pesar del acto amoroso, a pesar de la condena, a pesar de la valentía, a pesar del dolor, a pesar del grito, a pesar de la fe, a pesar de la búsqueda, a pesar de la creación de la belleza, a pesar del destierro, a pesar de la fragua, a pesar de la entrega, a pesar de la fatiga, a pesar del arrepentimiento, a pesar de la réplica, a pesar de la pasión…! malgré tout!

Esta biografía novelada de Roberto Quevedo H. me remitió al texto de Patricia Pérez Walters, “Alma y bronce. Jesús F. Contreras 1866-1902”, el cual contiene estupendas fotografías de casi toda la obra del escultor, con acercamientos muy precisos que nos permiten admirar sus cualidades de fuerza, y expresión, pero también de exquisita sensualidad y misticismo.

En fin, Aguascalientes valora y tiene gran estimación por este escultor, le ha dedicado un mausoleo y ha buscado preservar sus archivos en una bóveda en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

Las palabras parecen haber sido escritas para describir el Aguascalientes de ayer mismo: “Llueve. La tarde parece un pozo de cal porque los nublazones se elevan para que este adiós se mire más triste de lo que hubiera podido ser. En el fondo del camino reseco cinco huizaches se abrazan como si tuvieran frío, pero ha hecho más calor que en otros años donde la canícula se retiraba pronto a descansar y dejar descansar a los hombres. Una rama del árbol más grande, en la orilla, saca sus dedos deshojados para apresurar la carreta 'Malgré tout'”.

En 1998, el editor y escritor aguascalentense Roberto Quevedo Hernández obtuvo el premio de novela corta en el VII Certamen Histórico-Literario convocado por el H. Municipio de la capital de Aguascalientes. Su título “Malgré tout” lo dice todo. Su texto estaría dedicado a redactar la biografía novelada de Jesús F. Contreras, de quien acabamos de celebrar en días pasados un aniversario luctuoso. Pocos habremos leído esta novela, que según tengo entendido, no ha sido reeditada, aunque merecería serlo. Quien esto escribe no la habría leído de no haber sido por la recomendación de una querida amiga, Arlette Luévano. La novela en cuestión es un texto muy bien redactado que combina acertadamente varias voces narrativas, comenzando por la de la madre, quien a través de una carta, se dirige al hijo que está por nacer y le devela sus heroicos antecedentes familiares. Luego nos encontramos con varios diálogos, y sobresales las expresiones de Federico Gamboa y la de Amado Nervo, amigos ambos del escultor. Luego nos corresponderá escuchar al mismo protagonista en sus propios términos: “Nunca pude escribir lo que siento, lo que pienso, excepto ahora que no sé bien qué es lo que me sucede, hoy que, a los veinte años, soporto el alarido de la carne quemada con un aturdimiento que me vuelve cada vez menos yo y más mi propia agonía, más un grito de opresión viviente en la noche de mi persona. Escribo hoy, justo hoy, cuando parece que ya casi nada me quedara en la vida a pesar de mi juventud, hoy cuando todos parecen considerar a mi primera gran obra como la última…¡pero no!

En este tono intimista y cercano están narradas sus peripecias y sus desgracias, sus grandes proyecto y sus viajes, su estancia en Europa, su paso por Barcelona, sus aprendizajes en París, su regreso a México, sus amores y sus amistades. Su taller como centro de tertulias y discusiones sobre el arte, sobre la modernidad, sobre el papel del artista revolucionario, su compromiso con la historia y sobre todo con la estética y con su tierra: “Probablemente no vuelva a ver esa tierra donde mis padres y yo hemos nacido. Viajé hasta Aguascalientes en septiembre del año pasado. La gente me recibió con ánimos heroicos, como si lo que hecho tuviera una importancia real, como si en algo les ayudara mi trabajo y mi arte”. Y ya de hecho la estructura misma del trabajo de Quevedo anuncia los movimientos de una vida y una pasión que se consume por encontrar sentido a la desgracia y a la muerte. Contreras une su vida a su obra y encuentra la cifra de la misma en la escultura última, la belleza de una mujer que emerge de la piedra, Malgré tout, “a pesar de todo”. Transcribo uno de sus últimos párrafos donde el escultor de treinta y seis años, está a punto de rendir tributo a la muerte. Sin embargo, ha triunfado “Yo no sé si aun duermo. No hay ninguno develando mis ojos, porque somos silencio de las sombras que apenas murmura su sed y en el instante se apaga su flama, extinto de la tierra, sin la noción del grito, porque los límites de la ceniza no descansan, ni el ser, a pesar de la lucha, a pesar del acto amoroso, a pesar de la condena, a pesar de la valentía, a pesar del dolor, a pesar del grito, a pesar de la fe, a pesar de la búsqueda, a pesar de la creación de la belleza, a pesar del destierro, a pesar de la fragua, a pesar de la entrega, a pesar de la fatiga, a pesar del arrepentimiento, a pesar de la réplica, a pesar de la pasión…! malgré tout!

Esta biografía novelada de Roberto Quevedo H. me remitió al texto de Patricia Pérez Walters, “Alma y bronce. Jesús F. Contreras 1866-1902”, el cual contiene estupendas fotografías de casi toda la obra del escultor, con acercamientos muy precisos que nos permiten admirar sus cualidades de fuerza, y expresión, pero también de exquisita sensualidad y misticismo.

En fin, Aguascalientes valora y tiene gran estimación por este escultor, le ha dedicado un mausoleo y ha buscado preservar sus archivos en una bóveda en la Universidad Autónoma de Aguascalientes.