/ viernes 8 de julio de 2022

Taza de Soles | “Fragua de mar”, una ventana al diálogo: Aguascalientes-Cuba 

Yunier Riquenes García y Fabián Muñoz son los responsables de este encuentro entre poetas de tierra adentro por un lado, es decir Aguascalientes y poetas frente al mar, por el otro: Santiago de Cuba. Ambos grupos hermanados por la historia, por la querencia, por el cultivo de la palabra poética. Los dos grupos inspirados por grandes poetas de perfiles muy parecidos, en su cultivo de la poesía basada en ecos regionales y en la promoción cultural Víctor Sandoval y Jesús Cos Causse, Un motivo circunstancial para la selección de poetas: festejar los cuarenta años de la Casa del Caribe. El libro sigue el orden de aparición en este mundo de cada autor (a). Comienza por la poesía de Víctor Sandoval: -“Cazador de mentiras, imaginero, /tú no has visto nada: encerrado/de tu ciudad sin playas, bostezante, polvorienta;/en tu casa, en tu cuarto, /en tu siesta de las tres de la tarde”.. Luego Jesús Cos Causse parece responderle con una pregunta: “¿Y la poesía no será/ otra estación y la muerte otra?” en el poema “Asunto de la poesía”. En seguida, el poeta aguascalentense Eudoro Fonseca habla de:“el hombre solitario dialoga con sus muertos en las sombras” y quien esto escribe dedica una palabras para describir la situación de una pareja: “Él es el elegido de mi corazón, /[…]: /“Más vale pájaro en mano, que ver un ciento volar”,/ ha dicho siempre/Yo soy su pájaro y él me encierra en su jaula”.y hermano mis versos con los de Libertad Dearriba Díaz, “para decidir que el hombre no muere a sangre viva/y siga añorando por féretro las alas de una paloma verde”. Teresa Melo, por su parte, habla de “porque siempre seremos la inocencia que fuimos”, una permanencia esencial, en su poema “Fin de siglo”. Alejandro Sandoval Ávila hace una referencia a su padre: “Cuando al anochecer llegaba con rostro azul/Estrechaba a María cual patriarca de modales suaves”.

León Estrada en su poema entabla un diálogo con Benjamín Valdivia: Dice el primero en “Los conjuros del libro”: ”Nos refugiamos en palabras inútiles y en inútil ceniza./Somos cobarde polvo. /Somos polvo cobarde. / Qué más da”. A su vez, el de Aguascalientes se define: “Soy solo un desterrado, contemplador de ángeles, /el que no tiene claro en que rincón/del universo o la camisa /vino a dejar el nombre de su amada”. “Salutación”. Por su parte, Reynaldo García Blanco Venegas, demuestra que la poesía también sirve para expresar el hartazgo, sobre todo si se usa la ironía:“Me gustaría hacer algunos ejercicios/para no perder la paciencia. Digamos abrir la ventana y /quedarme extasiado con el basural del frente// Del mismo modo Netzahualcóyotl Álvarez Cardona reúne los opuestos en su “Poema de amor con cimitarra”[…] poderte tocar,/hurgar en la sombra que aún nos acompaña, /sembrar en tu cama rieles,/la cimitarra/la entraña/que no calla”.

Fabián Muñoz da la nota optimista en su poema “Cosmonauta”. “Estaba ahí sentado/veía al monte y no a la cámara,/a mi casa al final del callejón iluminado de flores,/donde un montón de hermanos y otros casi hermanos, /y a mi madre y a mi perico y a mi perra y todos, /me llenaban el pecho de sonrisas”//. Un optimismo que se complementa con la voz confundida propositivamente del poeta cubano Jorge Labañino Legrá, en su poema “Papel sanitario”. “No tuve el valor/pude volver con Anselmo al hombro /y alguna otra idea del futuro/pero no, /creo que caminé, creo que detenido“ //. La poeta de Aguascalientes Paty Ortiz dedica unos significativos versos a Olga Orozco, en su poder terapéutico. “En el abismo de mi vida/cuando se habían apagado las velas y el amor/cuando como tú conjuraba de extrañas formas/ […] /tus palabras me salvaron”. Lo cual contrasta con lo que dice Eduard Encina Ramírez, en su poema “Zonas de fe”: “Ya no reconforta el mar que aprendimos en el caracol”, pero embona con Joaquín Chávez Pérez en “El dolor de esta hora”, quien habla de “una luna para quienes no se conocen/y comparten la misma habitación/sin rozar sus cuerpo”. El cubano Oscar Cruz “Fight finished”, radicaliza el sentimiento de vacío: “No era el Ícaro de Brueghel/era el solo de Juan Carlos/ahorcándose”. Por su parte, Arlette Luévano habla de un parteaguas: “Olvidos”: “Tuve que huir de Fraguas,/como todos,/como fue vaticinado./[…] y nada mío regrese a Fraguas,/que florezcan ahí ternuras nuevas. Y Yunier Riquenes García advierte “Si quieres, grita”: “Si quieres, grita/pero puedes morir como los gorriones“ y para cerrar con la poeta más joven, Mariana del Vergel afirma en su poema “Compré unos zapatos” “me despedí de todos/pensando que podría vagar /sin escenario, pedí /que no se me llamara aimlessly/para romper la cuerda /de cuántas cosas/había /en cada suela /la tierra y sus dolores,/“. Lo dicho: es una interesante ventana al diálogo.

Yunier Riquenes García y Fabián Muñoz son los responsables de este encuentro entre poetas de tierra adentro por un lado, es decir Aguascalientes y poetas frente al mar, por el otro: Santiago de Cuba. Ambos grupos hermanados por la historia, por la querencia, por el cultivo de la palabra poética. Los dos grupos inspirados por grandes poetas de perfiles muy parecidos, en su cultivo de la poesía basada en ecos regionales y en la promoción cultural Víctor Sandoval y Jesús Cos Causse, Un motivo circunstancial para la selección de poetas: festejar los cuarenta años de la Casa del Caribe. El libro sigue el orden de aparición en este mundo de cada autor (a). Comienza por la poesía de Víctor Sandoval: -“Cazador de mentiras, imaginero, /tú no has visto nada: encerrado/de tu ciudad sin playas, bostezante, polvorienta;/en tu casa, en tu cuarto, /en tu siesta de las tres de la tarde”.. Luego Jesús Cos Causse parece responderle con una pregunta: “¿Y la poesía no será/ otra estación y la muerte otra?” en el poema “Asunto de la poesía”. En seguida, el poeta aguascalentense Eudoro Fonseca habla de:“el hombre solitario dialoga con sus muertos en las sombras” y quien esto escribe dedica una palabras para describir la situación de una pareja: “Él es el elegido de mi corazón, /[…]: /“Más vale pájaro en mano, que ver un ciento volar”,/ ha dicho siempre/Yo soy su pájaro y él me encierra en su jaula”.y hermano mis versos con los de Libertad Dearriba Díaz, “para decidir que el hombre no muere a sangre viva/y siga añorando por féretro las alas de una paloma verde”. Teresa Melo, por su parte, habla de “porque siempre seremos la inocencia que fuimos”, una permanencia esencial, en su poema “Fin de siglo”. Alejandro Sandoval Ávila hace una referencia a su padre: “Cuando al anochecer llegaba con rostro azul/Estrechaba a María cual patriarca de modales suaves”.

León Estrada en su poema entabla un diálogo con Benjamín Valdivia: Dice el primero en “Los conjuros del libro”: ”Nos refugiamos en palabras inútiles y en inútil ceniza./Somos cobarde polvo. /Somos polvo cobarde. / Qué más da”. A su vez, el de Aguascalientes se define: “Soy solo un desterrado, contemplador de ángeles, /el que no tiene claro en que rincón/del universo o la camisa /vino a dejar el nombre de su amada”. “Salutación”. Por su parte, Reynaldo García Blanco Venegas, demuestra que la poesía también sirve para expresar el hartazgo, sobre todo si se usa la ironía:“Me gustaría hacer algunos ejercicios/para no perder la paciencia. Digamos abrir la ventana y /quedarme extasiado con el basural del frente// Del mismo modo Netzahualcóyotl Álvarez Cardona reúne los opuestos en su “Poema de amor con cimitarra”[…] poderte tocar,/hurgar en la sombra que aún nos acompaña, /sembrar en tu cama rieles,/la cimitarra/la entraña/que no calla”.

Fabián Muñoz da la nota optimista en su poema “Cosmonauta”. “Estaba ahí sentado/veía al monte y no a la cámara,/a mi casa al final del callejón iluminado de flores,/donde un montón de hermanos y otros casi hermanos, /y a mi madre y a mi perico y a mi perra y todos, /me llenaban el pecho de sonrisas”//. Un optimismo que se complementa con la voz confundida propositivamente del poeta cubano Jorge Labañino Legrá, en su poema “Papel sanitario”. “No tuve el valor/pude volver con Anselmo al hombro /y alguna otra idea del futuro/pero no, /creo que caminé, creo que detenido“ //. La poeta de Aguascalientes Paty Ortiz dedica unos significativos versos a Olga Orozco, en su poder terapéutico. “En el abismo de mi vida/cuando se habían apagado las velas y el amor/cuando como tú conjuraba de extrañas formas/ […] /tus palabras me salvaron”. Lo cual contrasta con lo que dice Eduard Encina Ramírez, en su poema “Zonas de fe”: “Ya no reconforta el mar que aprendimos en el caracol”, pero embona con Joaquín Chávez Pérez en “El dolor de esta hora”, quien habla de “una luna para quienes no se conocen/y comparten la misma habitación/sin rozar sus cuerpo”. El cubano Oscar Cruz “Fight finished”, radicaliza el sentimiento de vacío: “No era el Ícaro de Brueghel/era el solo de Juan Carlos/ahorcándose”. Por su parte, Arlette Luévano habla de un parteaguas: “Olvidos”: “Tuve que huir de Fraguas,/como todos,/como fue vaticinado./[…] y nada mío regrese a Fraguas,/que florezcan ahí ternuras nuevas. Y Yunier Riquenes García advierte “Si quieres, grita”: “Si quieres, grita/pero puedes morir como los gorriones“ y para cerrar con la poeta más joven, Mariana del Vergel afirma en su poema “Compré unos zapatos” “me despedí de todos/pensando que podría vagar /sin escenario, pedí /que no se me llamara aimlessly/para romper la cuerda /de cuántas cosas/había /en cada suela /la tierra y sus dolores,/“. Lo dicho: es una interesante ventana al diálogo.