/ viernes 7 de enero de 2022

Taza de Soles | Es necesario perder el miedo a crear

En enero todo canta a la alegría de habitar un nuevo lapso temporal. Se renuevan las intenciones y los saludos transmiten ese hálito de lo que ha pasado por la noche y amanece en un día radiante y no hollado. En la posibilidad de renovarnos, aceptamos retos de lectura y una mañana de vacaciones nos sorprende leyendo un libro que contiene tres novelas. La primera de éstas nos da la idea para titular este artículo y nos inspira el propósito principal del presente año.

1.- Cerca del corazón salvaje

En 1944, una joven nacida en Ucrania y radicada en Río de Janeiro (Río de enero), publicaba su novela Cerca del corazón salvaje. Era, lo sabemos, Clarice Lispector. Era su primera novela, escrita a los diecinueve años. En los primeros capítulos de esa narración, que inaugura una manera de novelar radicalmente distinta a lo que se había escrito hasta entonces, aparece la frase del título: “es necesario perder el miedo a crear”. Con una prosa que pone el énfasis en las sensaciones, más que en las acciones, la escritora brasileña más importante del siglo xx, pone la escritura de sus novelas a la vanguardia y marca un camino para cualquier artista, para cualquier mujer. Una mujer como su protagonista Joana, frágil como una hoja de otoño y a la vez, tan fuerte como un diamante sin bruñir. Asistimos como lectores a su voz interna, que podría ser la nuestra, si nos atreviéramos a expresar lo que pasa en nuestro interior:

“… Se odiaría más si ya fuera un tronco inmutable hasta la muerte, solo capaz de dar frutos pero no de crecer dentro de sí misma. Deseaba más todavía: renacer siempre, cortar con todo lo que había aprendido, lo que había visto, e inaugurarse en un nuevo terreno donde todo pequeño acto tuviera un significado, donde el aire fuera respirado como por primera vez. Tenía la sensación de que la vida corría espesa y perezosamente dentro de ella, burbujeando como una caliente sábana de lavas. Tal vez si amara… Y si, pensó lejanamente, de repente un clarín cortase con su agudo sonido aquella manta de la noche y dejara la campiña libre, verde y extensa… Y entonces caballos blancos y nerviosos con rebeldes movimientos de cuello y patas, casi volando, atravesasen ríos, montañas y valles… Pensando en ellos sentía circular el aire fresco dentro de sí como salido de alguna gruta oculta, húmeda y fresca en medio del desierto…»

2.- Habitación en sombras

Otra lectura nos sitúa en el terreno de la poesía. Beatriz Pérez Pereda (1983), Premio Dolores Castro de poesía (2021) es una joven tabasqueña que ubica la máxima de Clarice Lispector en el terreno de lo onírico y las arideces de la racionalidad. Me permito declararme su seguidora desde que advierto la seguridad con la que transita entre la escasa lógica del sueño y la ambiciosa voluntad de otorgarle, sin pudor, un profundo sentido terapéutico. “Sueño que estoy en Alemania / lo sé, es extraño/ Jamás he querido estar en Alemania/ pero estoy aquí/ es mi sueño y llueve// […] Debo haber elegido este país/ para guardar silencio en una lengua que tú y yo desconocemos/ que no sabemos usar para despedirnos/ O quizá en el mundo de los doppelganger/ he recurrido a mi doble aún enamorado/ para hallar a tu otro tú/ que todavía me desea//. Podría existir una explicación más simple: / estoy en Alemania y es un sueño/ es la madrugada de mi cumpleaños/ y mi mente ha construido una ciudad bajo la lluvia/ para darme el regalo de mirarte.

3.- Morir bajo el silencio de las campanas

Esta novela, situada en los años de la Guerra Cristera y en el ámbito de Aguascalientes, amerita una reseña más amplia. Ahora solo anoto un agradecimiento a sus autores: Cecilia C. Franco Ruiz Esparza y Felipe Ruiz de Chávez, por la reconstrucción de una época particularmente dolorosa y crucial, que estuvo atravesada por amores, duelos, incertidumbres, antagonismos y la indudable nobleza, tanto de los protagonistas, como de los personajes secundarios.

4.- Éstas fueron mis lecturas en este tiempo. Con éstas estoy respondiendo al reto que lancé en diciembre.

Para quien esté interesado: la novela de Lispector está incluida en un volumen, donde aparecen las novelas El candil y La ciudad sitiada. En una edición del FCE, se puede adquirir en La librería de los escritores, situada en esquina de Allende y Juárez. El segundo de los libros se puede adquirir sin costo, junto con los libros premiados en otros géneros en las oficinas del IMAC, y la novela Morir bajo el silencio de las campanas la adquirí en la librería de los escritores de la calle Madero. Si quieren comentarme cómo les fue en su reto, escríbanme a marlisa2000mx@gmail.com

En enero todo canta a la alegría de habitar un nuevo lapso temporal. Se renuevan las intenciones y los saludos transmiten ese hálito de lo que ha pasado por la noche y amanece en un día radiante y no hollado. En la posibilidad de renovarnos, aceptamos retos de lectura y una mañana de vacaciones nos sorprende leyendo un libro que contiene tres novelas. La primera de éstas nos da la idea para titular este artículo y nos inspira el propósito principal del presente año.

1.- Cerca del corazón salvaje

En 1944, una joven nacida en Ucrania y radicada en Río de Janeiro (Río de enero), publicaba su novela Cerca del corazón salvaje. Era, lo sabemos, Clarice Lispector. Era su primera novela, escrita a los diecinueve años. En los primeros capítulos de esa narración, que inaugura una manera de novelar radicalmente distinta a lo que se había escrito hasta entonces, aparece la frase del título: “es necesario perder el miedo a crear”. Con una prosa que pone el énfasis en las sensaciones, más que en las acciones, la escritora brasileña más importante del siglo xx, pone la escritura de sus novelas a la vanguardia y marca un camino para cualquier artista, para cualquier mujer. Una mujer como su protagonista Joana, frágil como una hoja de otoño y a la vez, tan fuerte como un diamante sin bruñir. Asistimos como lectores a su voz interna, que podría ser la nuestra, si nos atreviéramos a expresar lo que pasa en nuestro interior:

“… Se odiaría más si ya fuera un tronco inmutable hasta la muerte, solo capaz de dar frutos pero no de crecer dentro de sí misma. Deseaba más todavía: renacer siempre, cortar con todo lo que había aprendido, lo que había visto, e inaugurarse en un nuevo terreno donde todo pequeño acto tuviera un significado, donde el aire fuera respirado como por primera vez. Tenía la sensación de que la vida corría espesa y perezosamente dentro de ella, burbujeando como una caliente sábana de lavas. Tal vez si amara… Y si, pensó lejanamente, de repente un clarín cortase con su agudo sonido aquella manta de la noche y dejara la campiña libre, verde y extensa… Y entonces caballos blancos y nerviosos con rebeldes movimientos de cuello y patas, casi volando, atravesasen ríos, montañas y valles… Pensando en ellos sentía circular el aire fresco dentro de sí como salido de alguna gruta oculta, húmeda y fresca en medio del desierto…»

2.- Habitación en sombras

Otra lectura nos sitúa en el terreno de la poesía. Beatriz Pérez Pereda (1983), Premio Dolores Castro de poesía (2021) es una joven tabasqueña que ubica la máxima de Clarice Lispector en el terreno de lo onírico y las arideces de la racionalidad. Me permito declararme su seguidora desde que advierto la seguridad con la que transita entre la escasa lógica del sueño y la ambiciosa voluntad de otorgarle, sin pudor, un profundo sentido terapéutico. “Sueño que estoy en Alemania / lo sé, es extraño/ Jamás he querido estar en Alemania/ pero estoy aquí/ es mi sueño y llueve// […] Debo haber elegido este país/ para guardar silencio en una lengua que tú y yo desconocemos/ que no sabemos usar para despedirnos/ O quizá en el mundo de los doppelganger/ he recurrido a mi doble aún enamorado/ para hallar a tu otro tú/ que todavía me desea//. Podría existir una explicación más simple: / estoy en Alemania y es un sueño/ es la madrugada de mi cumpleaños/ y mi mente ha construido una ciudad bajo la lluvia/ para darme el regalo de mirarte.

3.- Morir bajo el silencio de las campanas

Esta novela, situada en los años de la Guerra Cristera y en el ámbito de Aguascalientes, amerita una reseña más amplia. Ahora solo anoto un agradecimiento a sus autores: Cecilia C. Franco Ruiz Esparza y Felipe Ruiz de Chávez, por la reconstrucción de una época particularmente dolorosa y crucial, que estuvo atravesada por amores, duelos, incertidumbres, antagonismos y la indudable nobleza, tanto de los protagonistas, como de los personajes secundarios.

4.- Éstas fueron mis lecturas en este tiempo. Con éstas estoy respondiendo al reto que lancé en diciembre.

Para quien esté interesado: la novela de Lispector está incluida en un volumen, donde aparecen las novelas El candil y La ciudad sitiada. En una edición del FCE, se puede adquirir en La librería de los escritores, situada en esquina de Allende y Juárez. El segundo de los libros se puede adquirir sin costo, junto con los libros premiados en otros géneros en las oficinas del IMAC, y la novela Morir bajo el silencio de las campanas la adquirí en la librería de los escritores de la calle Madero. Si quieren comentarme cómo les fue en su reto, escríbanme a marlisa2000mx@gmail.com