/ martes 22 de marzo de 2022

Proyectos en disputa

El lector o lectora es probable coincida en que la sociedad a la que pertenecemos, hoy para algunos sectores sociales (clase media y alta), la que más interactúa en redes sociales ha llegado a niveles de polarización en los últimos años no vista, versus, la clase baja que pertenece a la pertenecen los trabajadores, incluso el sector en que se encuentran los desempleados (pobreza y extrema pobreza). Ésta, el mayor tiempo de su existencia lo utiliza para encontrar alternativas de subsistencia.

No perdamos de vista que más de una mitad de la población de México, se encuentra en dichas situaciones. Irrazonable e injusta, pero explicablemente, se ubica en una parte población que no tiene acceso a espacios virtuales o tradicionales (presenciales) de debate por cuestiones obvias; de más alta prioridad, para ellos indudablemente es resolver su situación de subsistencia (existencia) antes que acceder e incluirse a redes sociales o espacios de socialización donde se debate el rumbo que deba seguir o convenga a nuestra nación.

Para el próximo proceso político electoral, los mexicanos habremos de definir continuar o “pausar” el proceso de transformación iniciado en diciembre de 2018. La ciudadanía (soberanía), tiene una cita con la democracia para renovar el congreso de la unión y poder ejecutivo federal en el proceso electoral que se llevará a cabo en el 2024, así como otros cargos de representación popular en gobierno estatales y municipales.

La nación (mexicanos) vive momentos de confusión; para nadie es desconocido, las campañas de desinformación, distorsión y desprestigio al ejercicio de un gobierno iniciado apenas hace un trienio, que desde inicios de la presente administración, ha venido orquestando de manera mediática y sistémica una campaña por adversarios políticos, con el propósito de confundir a un pueblo que inteligentemente se ha mostrado integro y firme en la decisión tomada en el proceso democrático de las elecciones de 2018, de seguir un modelo de transformación social.

Con una visión estadista del nuevo régimen de la transformación ha impulsado y llevado a cabo reformas estructurales a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y/o legales: la Ley Reglamentaria de Salarios Mínimos, Creación de la Secretaria de Seguridad Publica, la Abolición de Fuero y Privilegios Políticos, Tipificación de Nuevos Delitos Graves, Nuevos Programas y Proyectos a incluirse en la Ley de Ingresos y Presupuesto 2019, Trasladar el Estado Presidencial a la Secretaria de la Defensa Nacional, Revertir los Decretos sobre la Privatización del Agua, Revocar la Reforma Educativa, Modificar el Articulo 3° de la CPM, Crear la Revocación de Mandato, Reformas Sobre el Aumento de Salarios Mínimos en la Frontera y Ajustar la Administración al Plan de Austeridad, entre otros.

Antes de finalizar la recién pasada semana, la agenda nacional en debate se caracterizó por una fuerte movilización en las esferas de la política, analistas y el corredor periodístico, el decreto que permite a los funcionarios públicos promover la revocación de mandato, el cual fue publicado en el diario oficial de la federación el pasado diecisiete de los que cursan. El documento oficial lo define “DECRETO por el que se interpreta el alcance del concepto de propaganda gubernamental, principio de imparcialidad y aplicación de sanciones contenidas en los artículos 449, numeral 1, inciso b), c), d) y e) de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, y 33, párrafo quinto, sexto y séptimo y 61 de la Ley Federal de Revocación de Mandato”. Indudablemente se avecinan días de discusión y análisis al contenido de dicho mandato, principal y constitucionalmente lo determinara quien tienen legitimación constitucional, la SCJN.

Sin pormenorizar y desde luego sin hacer intento para desentrañar el contenido de dicha disposición, paralelamente ha surgido una especie lluvia de posiciones encontradas que inducen quienes disputan el poder político.

No son pocos grupos virtuales y otras formas de socialización (grupos de WhatsApp y otras modalidades de las redes sociales), en las que circulan mensajes de texto inducidas a los dos proyectos de nación: conservador-neoliberal y liberal-transformación social plural e incluyente.

La disputa, es interna. En lo que va de la presente administración se ha agudizado la polarización, en parte, por la pérdida de privilegios de unos cuantos (oligarquía) que hábilmente han intentado contagiar a través de la utilización desmedida de sus aliados (medios de comunicación y clase media y alta), un discurso de desinformación y desprestigiando al ejercicio público gubernamental.

Los ciudadanos, antes del proceso electoral 2024, tenemos el derecho de ejercer nuestra decisión, para uno de las acciones democráticas con la que muy pocos países (incluso desarrollados), cuentan con una figura constitucional, como lo es la revocación de mandato, un acto democrático en la vida política de nuestra nación.

Este 10 de abril, hagamos que cuente el esfuerzo y deseo de muchos mexicanos.

¡Votemos…hagamos efectivo nuestro derecho!

El lector o lectora es probable coincida en que la sociedad a la que pertenecemos, hoy para algunos sectores sociales (clase media y alta), la que más interactúa en redes sociales ha llegado a niveles de polarización en los últimos años no vista, versus, la clase baja que pertenece a la pertenecen los trabajadores, incluso el sector en que se encuentran los desempleados (pobreza y extrema pobreza). Ésta, el mayor tiempo de su existencia lo utiliza para encontrar alternativas de subsistencia.

No perdamos de vista que más de una mitad de la población de México, se encuentra en dichas situaciones. Irrazonable e injusta, pero explicablemente, se ubica en una parte población que no tiene acceso a espacios virtuales o tradicionales (presenciales) de debate por cuestiones obvias; de más alta prioridad, para ellos indudablemente es resolver su situación de subsistencia (existencia) antes que acceder e incluirse a redes sociales o espacios de socialización donde se debate el rumbo que deba seguir o convenga a nuestra nación.

Para el próximo proceso político electoral, los mexicanos habremos de definir continuar o “pausar” el proceso de transformación iniciado en diciembre de 2018. La ciudadanía (soberanía), tiene una cita con la democracia para renovar el congreso de la unión y poder ejecutivo federal en el proceso electoral que se llevará a cabo en el 2024, así como otros cargos de representación popular en gobierno estatales y municipales.

La nación (mexicanos) vive momentos de confusión; para nadie es desconocido, las campañas de desinformación, distorsión y desprestigio al ejercicio de un gobierno iniciado apenas hace un trienio, que desde inicios de la presente administración, ha venido orquestando de manera mediática y sistémica una campaña por adversarios políticos, con el propósito de confundir a un pueblo que inteligentemente se ha mostrado integro y firme en la decisión tomada en el proceso democrático de las elecciones de 2018, de seguir un modelo de transformación social.

Con una visión estadista del nuevo régimen de la transformación ha impulsado y llevado a cabo reformas estructurales a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y/o legales: la Ley Reglamentaria de Salarios Mínimos, Creación de la Secretaria de Seguridad Publica, la Abolición de Fuero y Privilegios Políticos, Tipificación de Nuevos Delitos Graves, Nuevos Programas y Proyectos a incluirse en la Ley de Ingresos y Presupuesto 2019, Trasladar el Estado Presidencial a la Secretaria de la Defensa Nacional, Revertir los Decretos sobre la Privatización del Agua, Revocar la Reforma Educativa, Modificar el Articulo 3° de la CPM, Crear la Revocación de Mandato, Reformas Sobre el Aumento de Salarios Mínimos en la Frontera y Ajustar la Administración al Plan de Austeridad, entre otros.

Antes de finalizar la recién pasada semana, la agenda nacional en debate se caracterizó por una fuerte movilización en las esferas de la política, analistas y el corredor periodístico, el decreto que permite a los funcionarios públicos promover la revocación de mandato, el cual fue publicado en el diario oficial de la federación el pasado diecisiete de los que cursan. El documento oficial lo define “DECRETO por el que se interpreta el alcance del concepto de propaganda gubernamental, principio de imparcialidad y aplicación de sanciones contenidas en los artículos 449, numeral 1, inciso b), c), d) y e) de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, y 33, párrafo quinto, sexto y séptimo y 61 de la Ley Federal de Revocación de Mandato”. Indudablemente se avecinan días de discusión y análisis al contenido de dicho mandato, principal y constitucionalmente lo determinara quien tienen legitimación constitucional, la SCJN.

Sin pormenorizar y desde luego sin hacer intento para desentrañar el contenido de dicha disposición, paralelamente ha surgido una especie lluvia de posiciones encontradas que inducen quienes disputan el poder político.

No son pocos grupos virtuales y otras formas de socialización (grupos de WhatsApp y otras modalidades de las redes sociales), en las que circulan mensajes de texto inducidas a los dos proyectos de nación: conservador-neoliberal y liberal-transformación social plural e incluyente.

La disputa, es interna. En lo que va de la presente administración se ha agudizado la polarización, en parte, por la pérdida de privilegios de unos cuantos (oligarquía) que hábilmente han intentado contagiar a través de la utilización desmedida de sus aliados (medios de comunicación y clase media y alta), un discurso de desinformación y desprestigiando al ejercicio público gubernamental.

Los ciudadanos, antes del proceso electoral 2024, tenemos el derecho de ejercer nuestra decisión, para uno de las acciones democráticas con la que muy pocos países (incluso desarrollados), cuentan con una figura constitucional, como lo es la revocación de mandato, un acto democrático en la vida política de nuestra nación.

Este 10 de abril, hagamos que cuente el esfuerzo y deseo de muchos mexicanos.

¡Votemos…hagamos efectivo nuestro derecho!