Reza la consigna ¡es un honor, estar con obrador!, consigna que millones de mexicanos no dudan en expresar, una y otra vez como una muestra de cariño por su legado. Para la gran mayoría del pueblo de México, es un orgullo decir esta frase; no es menor, se trata de un sentimiento de agradecimiento y amor que surge desde lo más profundo de esos millones de corazones, un sentimiento genuino de gente reconocida, es una respuesta a la conducta franca y genuinamente humanista del ovacionado, recae en la persona de Andrés Manuel López Obrador. Es innegable la evidente aprobación a la figura AMLO que, naturalmente solo puede ser negada por una oligarquía abstraída ante la perdida de canonjías y privilegios.
Explicación a ese sentimiento colectivo, sobra. La respuesta, un pueblo atendido, escuchado como nunca antes; sí, es la respuesta de ese líder inquieto e inquebrantable que, no obstante las adversidades de sus oponentes – como el mismo lo diría:
“No nos desanimaron el sol inclemente, ni los aguaceros, ni la indiferencia de muchos, ni las feroces campañas de difamación lanzadas en nuestra contra por la mayoría de los medios, ni las trampas y las artimañas con los que la mafia que se había apoderado de México saboteaba nuestros eventos o lanzaba provocaciones”-, visibilizó e hizo realidad esos anhelos de ser respetado y reconocida la dignidad del pueblo, sobre todo de los sectores excluidos por décadas, incluso, siglos: los pobres, adultos mayores, jóvenes, discapacitados, madres de familia, familias desamparadas, trabajadores, obreros; aún más, ese líder autentico no ha desistido la verdadera búsqueda de la felicidad profesando con el ejemplo, el amor al prójimo; no hay duda, ese humanismo se ha convertido en la madre de las conquistas de innumerables corazones.
AMLO ha anunciado su retiro e ir a descansar a su lugar de origen; lo hace después de haber recorrido y promovido una revolución de conciencias en millones de mexicanos encontrados en los caminos de injusticia social. Caminos torcidos a causa de los estragos del establecimiento de un régimen neoliberal propiciado por el conservadurismo de una elite en el poder en un periodo transexenal (1982- 2018).
“Misión cumplida”, con satisfacción expresa el aún presidente AMLO. Por cierto, las redes sociales se encuentran exageradamente saturadas de agradecimientos que cientos de miles y millones de personas, has estado expresando desde hace varios días con las que le reconocen ser el mejor presidente en la historia del México moderno, les brota el sentimiento de tristeza por la inaplazable ausencia en la escena política después del próximo 1ro. de octubre.
A propósito de su retiro de la vida pública -dijo el presidente AMLO- “quiero descansar mis pies…me voy a palenque” el terruño donde paso sus primeros años de vida. Regresa a casa a cuidar su jardín, como dijera Cándido: -el personaje en la obra de Voltaire-, “lo que sé, en verdad…es que es preciso cultivar nuestro jardín.” Y es que Cándido “después de tantos desastres…llevaría la vida mas agradable del mundo”.
No hay duda, López Obrador vivirá para legar la mejor etapa de su vida, la etapa dorada de la sabiduría (escribir sus memorias y los sentimientos de una nación a la que regresó su dignidad), ese será el superior dote que pronto estaremos deleitando y aprendiendo de su sensatez y sabiduría, de esa esencia humanista que siempre le ha caracterizado. Será invaluable en la conciencia colectiva formada a partir de su experiencia y pensamiento documentado.
Tal como lo ha anunciado, pronto, en un futuro inmediato tendremos en nuestras manos sus reflexiones, la usanza de su gobierno que transformó la nación; de aquellas discusiones - como le haya sucedido a Cándido-, que por supuesto no faltarán sobre moral o metafísica originada desde la intransigencia oposición (conservadurismo mexicano):
intelectuales politólogos, exgobernantes, clase política conservadora, poder judicial, poderes facticos, la iglesia, el sector empresarial, académicos, escritores, novelistas, literatos, entreguistas derechistas, incluso, de relaciones diplomáticas del exterior.
Nadie podrá negar que el presidente AMLO desde el primer día de su mandato intento hacer comunidad en los términos sugeridos por el papa Francisco, a través de las redes sociales (conferencias mañaneras); es decir, hacer comunidad “El uso de las redes sociales es complementario al encuentro en carne y hueso, que se da a través del cuerpo, el corazón, los ojos, la mirada, la respiración del otro. Si se usa la red como la prolongación o como espera de ese encuentro, entonces no se traiciona a sí misma y sigue siendo un recurso para la comunión…la red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas” en el entendido de que al otro lado de la pantalla hay personas con historias, sueños, esperanzas, sufrimientos, hay mujeres, hombres con el deseo de ser reconocidos.
Las redes sociales, pueden significar una compartición común de la verdad, junto con un sentido de pertenencia, reciprocidad y solidaridad, en las diferentes esferas de la vida social; aunque, implican también un riesgo con valores adversos como lo hemos constatado en dichos espacios.
Imposible ignorar su visión harmoniosa de dar vida al principio elemental de la vida social, principio ignorado por gobernantes del pasado en décadas; en el caminar de comunidad por comunidad le valió para reconocer, como en el evangelii gaudium: “percibir cuánto vale un ser humano, cuanto vale una persona, siempre y en cualquier circunstancia. Si cada uno vale tanto hay que decirlo con claridad y firmeza que [el solo hecho de haber nacido en un lugar con menores recursos o menor desarrollo, no justifica que algunas personas vivan con menor dignidad]. De allí su muy recurrente frase “primero los pobres, por el bien de todos”.
AMLO no se ausentará, pervivirá en la conciencia colectiva y en la historia del México del siglo XXI.
¡Obrador el humanista! ...seguirá escribiendo historia.