/ martes 31 de mayo de 2022

No mentir, no robar y no traicionar

Los principales postulados de los protagonistas del cambio verdadero son:

No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México. Andrés Manuel López Obrador ha promovido insistentemente entre sus seguidores (el gran movimiento social desde hace más de dos décadas) la renovación a través de una regeneración de comportamiento ético que deba reflejarse en nuestras formas de conducta cotidiana, además deberán manifestarse estas nuevas formas en la vida pública e interés colectivo por el bien común de la nación.

No mentir. En la obra “Los diez mandamientos en el siglo XXI” de Fernando Savater cuando se refiere a uno de ellos, la mentira, sugiere que “el problema no es que todo el mundo mienta, sino que determinadas mentiras queden impunes en el contexto oficial. Lo importante es que no sean utilizadas para ir en contra de la justicia, del interés público o individual”.

Trasladando dicha regla moral o jurídica al ámbito político, se podría decir que protagonistas o figuras públicas recurrentemente son vulnerables a esa condición (si es que así se le pueda denominar); en un análisis analógico Savater sostiene que “la verdadera acusación es que, cuando sus votantes, el pueblo, esperan la verdad del servidor público, éste no la dice… miente cuando habla a la nación, o cuando se dirige a un grupo de personas que esperan ser informadas. Ese es el verdadero problema.”

No robar. “El robo está siempre asociado al poder”, evidentemente se puede constatar con algunas aseveraciones del autor, al decir que “estamos en presencia de un verdadero robo cuando vemos a funcionarios que contratan obras faraónicas involucrados en fraudes, en comidas supuestamente de trabajo con grandes dignatarios… simplemente se trata de inversiones técnicas que aumentan año a año.” En siglos, el robo ha sido el mal de la humanidad y aunque en la actualidad se clasifica de distintas denominaciones.

Savater ilustra su obra, señalando que, al que roba poco se le llama ratero y se le puede encarcelar con facilidad; pero al que roba en gran escala se llama gran financiero y se llena de todo tipo de elogios y felicitaciones por su espíritu empresarial.

El no traicionar, aunque no se encuentra en el catálogo de mandamientos analizado por el autor en comento, se asocia a conductas de actores políticos, económicos y sociales en la esfera pública. En ese contexto se define a la traición, como el conjunto de crímenes que engloban los actos más extremos en contra de un país o nación de aquellos.

El término, amerita un análisis con mayor profundidad y detenimiento, incluso se encuentra previsto el delito de traición a la patria del artículo 123 del Código Penal Federal especificando con una amplia relación de presupuestos de conductas que tipifican el ilícito.

De todos es conocido que desde mucho antes del proceso electoral que dio el triunfo a AMLO en el 2018, campaña tras campaña y sin excepción candidatas (os) del movimiento de regeneración han hecho propias dichas proposiciones que dieron origen y son la esencia de los documentos básicos, declaración de principios, del programa y estatutos de Morena.

Bajo esas premisas millones de mexicanos han revolucionado y evolucionado en el acompañamiento para consolidar el proyecto de nación impulsado por AMLO a través de una cuarta transformación.

Ciertamente la 4T, se encuentra en proceso de consolidación.

Históricamente los procesos sociales de transformación se han interrumpido por la resistencia a un cambio en una lucha por el poder. Sería hasta cierto punto una sandez que con la manifestación de una “rebelión de las masas” se podría consumar una transformación; baste recordar los datos históricos registrados recientemente en nuestra nación con anteriores intentos de transformación (el movimiento social de independencia de 1810; el movimiento social de reforma de 1857 y; la revolución mexicana de 1910).

Los acontecimientos de lucha social, resultaron insuficientes o no se dio continuidad a la lucha social ante una resistencia férrea de adversarios del cambio para evitar la transformación.

El proceso de transformación en el que nos encontramos inmersos, se delinea programáticamente a partir de una presentación de organización del movimiento, en el que sus objetivos se asientan en una evolución democrática y pacífica en todo el país, impulsada por hombres y mujeres libres decididas (os) a combatir la desigualdad e injusticia, de combate a la corrupción o actos que impliquen compra de voluntades, por citar algunos.

Los electores de seis estados de la república, entre ellos, Aguascalientes, este próximo cinco de junio, tendremos el poder de decidir o no, por los postulados de la transformación.

No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México… común denominador de los principios básicos de la 4t.

Los principales postulados de los protagonistas del cambio verdadero son:

No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México. Andrés Manuel López Obrador ha promovido insistentemente entre sus seguidores (el gran movimiento social desde hace más de dos décadas) la renovación a través de una regeneración de comportamiento ético que deba reflejarse en nuestras formas de conducta cotidiana, además deberán manifestarse estas nuevas formas en la vida pública e interés colectivo por el bien común de la nación.

No mentir. En la obra “Los diez mandamientos en el siglo XXI” de Fernando Savater cuando se refiere a uno de ellos, la mentira, sugiere que “el problema no es que todo el mundo mienta, sino que determinadas mentiras queden impunes en el contexto oficial. Lo importante es que no sean utilizadas para ir en contra de la justicia, del interés público o individual”.

Trasladando dicha regla moral o jurídica al ámbito político, se podría decir que protagonistas o figuras públicas recurrentemente son vulnerables a esa condición (si es que así se le pueda denominar); en un análisis analógico Savater sostiene que “la verdadera acusación es que, cuando sus votantes, el pueblo, esperan la verdad del servidor público, éste no la dice… miente cuando habla a la nación, o cuando se dirige a un grupo de personas que esperan ser informadas. Ese es el verdadero problema.”

No robar. “El robo está siempre asociado al poder”, evidentemente se puede constatar con algunas aseveraciones del autor, al decir que “estamos en presencia de un verdadero robo cuando vemos a funcionarios que contratan obras faraónicas involucrados en fraudes, en comidas supuestamente de trabajo con grandes dignatarios… simplemente se trata de inversiones técnicas que aumentan año a año.” En siglos, el robo ha sido el mal de la humanidad y aunque en la actualidad se clasifica de distintas denominaciones.

Savater ilustra su obra, señalando que, al que roba poco se le llama ratero y se le puede encarcelar con facilidad; pero al que roba en gran escala se llama gran financiero y se llena de todo tipo de elogios y felicitaciones por su espíritu empresarial.

El no traicionar, aunque no se encuentra en el catálogo de mandamientos analizado por el autor en comento, se asocia a conductas de actores políticos, económicos y sociales en la esfera pública. En ese contexto se define a la traición, como el conjunto de crímenes que engloban los actos más extremos en contra de un país o nación de aquellos.

El término, amerita un análisis con mayor profundidad y detenimiento, incluso se encuentra previsto el delito de traición a la patria del artículo 123 del Código Penal Federal especificando con una amplia relación de presupuestos de conductas que tipifican el ilícito.

De todos es conocido que desde mucho antes del proceso electoral que dio el triunfo a AMLO en el 2018, campaña tras campaña y sin excepción candidatas (os) del movimiento de regeneración han hecho propias dichas proposiciones que dieron origen y son la esencia de los documentos básicos, declaración de principios, del programa y estatutos de Morena.

Bajo esas premisas millones de mexicanos han revolucionado y evolucionado en el acompañamiento para consolidar el proyecto de nación impulsado por AMLO a través de una cuarta transformación.

Ciertamente la 4T, se encuentra en proceso de consolidación.

Históricamente los procesos sociales de transformación se han interrumpido por la resistencia a un cambio en una lucha por el poder. Sería hasta cierto punto una sandez que con la manifestación de una “rebelión de las masas” se podría consumar una transformación; baste recordar los datos históricos registrados recientemente en nuestra nación con anteriores intentos de transformación (el movimiento social de independencia de 1810; el movimiento social de reforma de 1857 y; la revolución mexicana de 1910).

Los acontecimientos de lucha social, resultaron insuficientes o no se dio continuidad a la lucha social ante una resistencia férrea de adversarios del cambio para evitar la transformación.

El proceso de transformación en el que nos encontramos inmersos, se delinea programáticamente a partir de una presentación de organización del movimiento, en el que sus objetivos se asientan en una evolución democrática y pacífica en todo el país, impulsada por hombres y mujeres libres decididas (os) a combatir la desigualdad e injusticia, de combate a la corrupción o actos que impliquen compra de voluntades, por citar algunos.

Los electores de seis estados de la república, entre ellos, Aguascalientes, este próximo cinco de junio, tendremos el poder de decidir o no, por los postulados de la transformación.

No mentir, no robar y no traicionar al pueblo de México… común denominador de los principios básicos de la 4t.