/ viernes 5 de julio de 2019

Futuro 21

Les doy el derecho de la duda, pero a diferencia de lo que sus promotores concluyen, creo que no tienen futuro, ni en lo inmediato ni para las siguientes elecciones federales intermedias. Me refiero a ese intento por reunir descontentos con el actual gobierno federal, que promovió la cúpula que hoy queda en el PRD y que le denominaron Futuro 21.

Y la conclusión no es de víscera, sino de analizar la situación que vive el país y valorar el papel jugado por los distintos actores políticos. Hasta ahora, la aceptación social que tiene el gobierno de la Cuarta Transformación es muy alta, fijada según las más recientes encuestas en 73 por ciento aproximadamente.

Por el otro, una oposición partidaria muy flaca y carente de propuesta política que prenda en la población, incluso esa que ya se ubica entre los decepcionados.

Por otra parte, el PRD no traza su nueva estrategia a partir de una apreciación autocrítica, donde acepte porqué la debacle sufrida, que lo ha puesto en la peor situación de su historia, al grado que algunos de sus propios cuadros significativos como Carlos Navarrete vislumbran su desaparición si no se reformula radicalmente.

El problema para ellos es que su reestructuración se da a partir de volver a reunir sobre todo a antiguos perredistas alejados, que pululan en el oposicionismo hacia el gobierno de López Obrador, pensando en uncontrapeso electoral para 2021, pero que se vislumbre una propuesta alternativa congruente. Sin decirlo explícitamente se ubican más en la socialdemocracia al estilo europeo, es decir, al centro, que se emparentó por sus coincidencias con el neoliberalismo sobre todo en lo social y lo económico.

De esta manera disputaría un espacio ya cubierto, que es el del PRI.

Su mezcolanza aliancista reúne arroz de todos los moles. Así pudimos ver en su reunión constitutiva a personajes tan disímbolos como Gabriel Quadri y Gustavo Hirales o el aparecido Ciro Mayén con el extrostko Ricardo Pascoe o René Arce y Ruth Zavaleta con el galileo Fernando Belauzarán.

Es decir, puras finas personas. Todos ellos personajes que se han sabido menear alrededor del grupo en el poder (los pasados) y vivido de él. Hoy les resurge su vena opositora de izquierda mantenida cuando eran jóvenes, hoy prácticamente todos son de la tercera edad, no sólo cronológica sino ideológica.

Piensan que una restauración forzosa como la que buscan concretar con Futuro 21 les abrirá las puertas para la alternancia. La referida Ruth Zavaleta en una colaboración periodística afirma que con esa iniciativa

Se intenta construir una alternativa política que sirva de espacio para que sigan participando de forma activa todos aquellos actores que están identificados con la defensa de los valores de la democracia, principalmente los referentes a las libertades políticas y la igualdad de los ciudadanos.

Horizonte tan amplio que caben todos, desde los de derecha hasta los de izquierda incluida Morena. Se le olvida a quien ha veleteado por partidos como el PRI y el Verde, que los electores y los ciudadanos han crecido políticamente, que no creen en los partidos y menos en los políticos saltimbanquis.

Sin embargo tienen derecho en impulsar los proyectos que crean conveniente. Por mi parte creo que no tienen futuro.

Les doy el derecho de la duda, pero a diferencia de lo que sus promotores concluyen, creo que no tienen futuro, ni en lo inmediato ni para las siguientes elecciones federales intermedias. Me refiero a ese intento por reunir descontentos con el actual gobierno federal, que promovió la cúpula que hoy queda en el PRD y que le denominaron Futuro 21.

Y la conclusión no es de víscera, sino de analizar la situación que vive el país y valorar el papel jugado por los distintos actores políticos. Hasta ahora, la aceptación social que tiene el gobierno de la Cuarta Transformación es muy alta, fijada según las más recientes encuestas en 73 por ciento aproximadamente.

Por el otro, una oposición partidaria muy flaca y carente de propuesta política que prenda en la población, incluso esa que ya se ubica entre los decepcionados.

Por otra parte, el PRD no traza su nueva estrategia a partir de una apreciación autocrítica, donde acepte porqué la debacle sufrida, que lo ha puesto en la peor situación de su historia, al grado que algunos de sus propios cuadros significativos como Carlos Navarrete vislumbran su desaparición si no se reformula radicalmente.

El problema para ellos es que su reestructuración se da a partir de volver a reunir sobre todo a antiguos perredistas alejados, que pululan en el oposicionismo hacia el gobierno de López Obrador, pensando en uncontrapeso electoral para 2021, pero que se vislumbre una propuesta alternativa congruente. Sin decirlo explícitamente se ubican más en la socialdemocracia al estilo europeo, es decir, al centro, que se emparentó por sus coincidencias con el neoliberalismo sobre todo en lo social y lo económico.

De esta manera disputaría un espacio ya cubierto, que es el del PRI.

Su mezcolanza aliancista reúne arroz de todos los moles. Así pudimos ver en su reunión constitutiva a personajes tan disímbolos como Gabriel Quadri y Gustavo Hirales o el aparecido Ciro Mayén con el extrostko Ricardo Pascoe o René Arce y Ruth Zavaleta con el galileo Fernando Belauzarán.

Es decir, puras finas personas. Todos ellos personajes que se han sabido menear alrededor del grupo en el poder (los pasados) y vivido de él. Hoy les resurge su vena opositora de izquierda mantenida cuando eran jóvenes, hoy prácticamente todos son de la tercera edad, no sólo cronológica sino ideológica.

Piensan que una restauración forzosa como la que buscan concretar con Futuro 21 les abrirá las puertas para la alternancia. La referida Ruth Zavaleta en una colaboración periodística afirma que con esa iniciativa

Se intenta construir una alternativa política que sirva de espacio para que sigan participando de forma activa todos aquellos actores que están identificados con la defensa de los valores de la democracia, principalmente los referentes a las libertades políticas y la igualdad de los ciudadanos.

Horizonte tan amplio que caben todos, desde los de derecha hasta los de izquierda incluida Morena. Se le olvida a quien ha veleteado por partidos como el PRI y el Verde, que los electores y los ciudadanos han crecido políticamente, que no creen en los partidos y menos en los políticos saltimbanquis.

Sin embargo tienen derecho en impulsar los proyectos que crean conveniente. Por mi parte creo que no tienen futuro.

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