/ miércoles 10 de julio de 2019

Entre la espalda y la pared

Por: Jaime Ortega Navea

Existe un fenómeno en nuestros días llamado migración, que conlleva una gran dosis de crueldad e injusticia, ya que se trata de millones de seres humanos obligados a abandonar su hogar y su patria, ya sea por falta de comida, de oportunidades de trabajo, discriminación, violencia o necedad.

La migración, según consta en los libros de historia, es un fenómeno de siglos, sin embargo, ahora se ha recrudecido de manera extrema y se ha transformado en una forma de vida, la más violenta e injusta de todas.

Pero como también nos lo muestra la historia, las grandes crisis humanitarias hacen surgir a personajes apasionantes y ejemplares como es el caso, en nuestros días, de Carola Rackete, una mujer alemana de 31 años de edad, capitana del barco humanitario Sea Watch 3, en el que llevó a Italia, sin permiso, a 40 migrantes agotados que encontró entre una nata de cadáveres que flotaban en el mar.

A Carola le negaron permiso para entrar a cualquier puerto italiano, pero a esta mujer le importaron un bledo las amenazas de las autoridades italianas y llegó a tierra, donde fue detenida por el grave delito de salvar vidas humanas.

La mujer, que hoy se ha convertido en un ejemplo para la humanidad, llegó a tierra italiana con su carga de moribundos y fue detenida; entonces surgió la leyenda, ella misma se encargó de contar su historia al ser interrogada como si fuera una vil delincuente.

Carola, con voz firme dijo: “Nací rica, soy blanca, tengo pasaporte legal y tres títulos universitarios; me siento con el deber de ayudar a la gente sin importar las leyes de cualquier país. Siempre que vea un náufrago, lo voy a rescatar”.

El prepotente funcionario italiano Mateo Silvini se sintió desafiado y efectivamente así fue, por lo que la joven capitana del Sea Watch 3 fue encarcelada; con lo que no contaba Silvini es que Carola no estaba sola, había atrás de ella un grupo humanitario que se dedica a rescatar migrantes en peligro y luego de su detención se sumaron a este grupo millones de personas de todo el mundo, dispuestas a ejercer la presión que fuera necesaria para su liberación, hasta conseguirla.

El Sea Watch 3, cuya capitana es Carola, entre paréntesis la primera mujer en capitanear un buque, funciona con solamente voluntarios, lo que hace más valiosa esta acción. Es decir, se trata de personas que arriesgan su libertad e incluso su vida, solamente con el fin de ayudar a sus semejantes.

Carola se tiró al mar hace tiempo, al terminar sus estudios y, lanzarse a los polos en labores de investigación, en barcos rompehielos. Esta tarea, según lo declaró, le permitió observar la belleza y grandeza de nuestro mundo, pero también “lo que los humanos hacemos con el planeta”, dijo en relación al calentamiento global que nos tiene a un punto del colapso.

Sus viajes de investigación por el Ártico y el Antártico, le permitieron presenciar la crisis humanitaria que viven millones de seres humanos acosados por el hambre y la violencia, y fue entonces cuando se sumó a quienes rescatan migrantes, que buscan llegar a la costa de cualquier país para salvar su vida y la de sus hijos, muchas veces sin conseguirlo.

La valiente mujer alemana relata los casos de rescates de personas moribundas que flotan en el mar entre cadáveres, y desde entonces estableció con ella misma el compromiso de salvar a cuantos migrantes pudiera, sin importar que la ayuda humanitaria esté prohibida y sea castigada en algunos países.

Todo un ejemplo a seguir el de Carola, la mujer que desafió al Gobierno italiano y lo volverá a hacer en cualquier parte del mundo, donde encuentre un ser humano en peligro.

Por: Jaime Ortega Navea

Existe un fenómeno en nuestros días llamado migración, que conlleva una gran dosis de crueldad e injusticia, ya que se trata de millones de seres humanos obligados a abandonar su hogar y su patria, ya sea por falta de comida, de oportunidades de trabajo, discriminación, violencia o necedad.

La migración, según consta en los libros de historia, es un fenómeno de siglos, sin embargo, ahora se ha recrudecido de manera extrema y se ha transformado en una forma de vida, la más violenta e injusta de todas.

Pero como también nos lo muestra la historia, las grandes crisis humanitarias hacen surgir a personajes apasionantes y ejemplares como es el caso, en nuestros días, de Carola Rackete, una mujer alemana de 31 años de edad, capitana del barco humanitario Sea Watch 3, en el que llevó a Italia, sin permiso, a 40 migrantes agotados que encontró entre una nata de cadáveres que flotaban en el mar.

A Carola le negaron permiso para entrar a cualquier puerto italiano, pero a esta mujer le importaron un bledo las amenazas de las autoridades italianas y llegó a tierra, donde fue detenida por el grave delito de salvar vidas humanas.

La mujer, que hoy se ha convertido en un ejemplo para la humanidad, llegó a tierra italiana con su carga de moribundos y fue detenida; entonces surgió la leyenda, ella misma se encargó de contar su historia al ser interrogada como si fuera una vil delincuente.

Carola, con voz firme dijo: “Nací rica, soy blanca, tengo pasaporte legal y tres títulos universitarios; me siento con el deber de ayudar a la gente sin importar las leyes de cualquier país. Siempre que vea un náufrago, lo voy a rescatar”.

El prepotente funcionario italiano Mateo Silvini se sintió desafiado y efectivamente así fue, por lo que la joven capitana del Sea Watch 3 fue encarcelada; con lo que no contaba Silvini es que Carola no estaba sola, había atrás de ella un grupo humanitario que se dedica a rescatar migrantes en peligro y luego de su detención se sumaron a este grupo millones de personas de todo el mundo, dispuestas a ejercer la presión que fuera necesaria para su liberación, hasta conseguirla.

El Sea Watch 3, cuya capitana es Carola, entre paréntesis la primera mujer en capitanear un buque, funciona con solamente voluntarios, lo que hace más valiosa esta acción. Es decir, se trata de personas que arriesgan su libertad e incluso su vida, solamente con el fin de ayudar a sus semejantes.

Carola se tiró al mar hace tiempo, al terminar sus estudios y, lanzarse a los polos en labores de investigación, en barcos rompehielos. Esta tarea, según lo declaró, le permitió observar la belleza y grandeza de nuestro mundo, pero también “lo que los humanos hacemos con el planeta”, dijo en relación al calentamiento global que nos tiene a un punto del colapso.

Sus viajes de investigación por el Ártico y el Antártico, le permitieron presenciar la crisis humanitaria que viven millones de seres humanos acosados por el hambre y la violencia, y fue entonces cuando se sumó a quienes rescatan migrantes, que buscan llegar a la costa de cualquier país para salvar su vida y la de sus hijos, muchas veces sin conseguirlo.

La valiente mujer alemana relata los casos de rescates de personas moribundas que flotan en el mar entre cadáveres, y desde entonces estableció con ella misma el compromiso de salvar a cuantos migrantes pudiera, sin importar que la ayuda humanitaria esté prohibida y sea castigada en algunos países.

Todo un ejemplo a seguir el de Carola, la mujer que desafió al Gobierno italiano y lo volverá a hacer en cualquier parte del mundo, donde encuentre un ser humano en peligro.

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