/ miércoles 21 de abril de 2021

En riesgo el Estado de Derecho y la democracia

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Es un refrán popular con mucho de cierto. Y es que en nuestro país comienzan a ser visibles peligrosos signos de autoritarismo, desprecio por las leyes y ataques contra las instituciones, que ponen en riesgo el Estado de Derecho y la democracia, aunque muchos todavía se niegan a reconocerlo.

La “Ley Zaldívar” y la guerra contra el INE son muestra de ello. Por un lado, con la soberbia y el desaseo legislativo que los caracteriza, la mayoría de Morena en el Senado de la República aprobó la semana pasada una modificación a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, para extender por dos años la presidencia del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La minuta que Morena aprobó en un albazo legislativo no sólo contradice lo que dicta la propia ley, sino que además parece ser el nuevo laboratorio para experimentar la ampliación de mandato.

El artículo 97 de la Constitución es muy claro y establece que “cada 4 años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte, el cual no podrá ser reelecto para el periodo inmediato posterior”. La constitución también dice que los Ministros serán sustituidos de manera escalonada y no podrán ser nombrados para un nuevo periodo.

Pero al presidente no le interesa eso. Bajo el pretexto de su transformación, está dispuesto a escribir una nueva Constitución si es necesario, tal y como ha ocurrido en países como Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Cuba; todos ellos encabezados por gobiernos populistas, de izquierda radical.

Las imposiciones se han convertido en el sello distintivo del partido del presidente. Por eso es imperativo que exista un equilibrio en el Congreso. Si Morena continúa con la hegemonía y la concentración de poder, el riesgo es muy alto para la democracia. Las amenazas abiertas en contra de Lorenzo Córdova y del consejero Ciro Murayama son la mejor prueba de ello.

López Obrador y sus correligionarios se creen dueños de la única y absoluta palabra. Lo cierto es que la Nación no pueda estar sometida a la voz y los caprichos de un solo hombre. Décadas de lucha social nos dieron las instituciones que hoy nos rigen y el modelo de gobierno republicano al que siempre hemos aspirado. La división de Poderes, los ordenes de gobierno y por supuesto la Constitución, son producto de esa lucha y de ese orden que hoy está

Dicen que el poder no corrompe, pero sí desenmascara la verdadera naturaleza de las personas y en tan sólo 2 años, el poder ha revelado el verdadero ADN de Morena: autoritarismo, corruptelas, soberbia, rencor y prejuicios. Para nada es exagerado decir que la democracia y el Estado de Derecho están en riesgo. Las muestras son más que evidentes. Urge ponerle un freno a la destrucción de instituciones y del modelo político vigente. La elección del 6 junio es la mejor oportunidad.

Dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Es un refrán popular con mucho de cierto. Y es que en nuestro país comienzan a ser visibles peligrosos signos de autoritarismo, desprecio por las leyes y ataques contra las instituciones, que ponen en riesgo el Estado de Derecho y la democracia, aunque muchos todavía se niegan a reconocerlo.

La “Ley Zaldívar” y la guerra contra el INE son muestra de ello. Por un lado, con la soberbia y el desaseo legislativo que los caracteriza, la mayoría de Morena en el Senado de la República aprobó la semana pasada una modificación a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, para extender por dos años la presidencia del ministro Arturo Zaldívar en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La minuta que Morena aprobó en un albazo legislativo no sólo contradice lo que dicta la propia ley, sino que además parece ser el nuevo laboratorio para experimentar la ampliación de mandato.

El artículo 97 de la Constitución es muy claro y establece que “cada 4 años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al presidente de la Suprema Corte, el cual no podrá ser reelecto para el periodo inmediato posterior”. La constitución también dice que los Ministros serán sustituidos de manera escalonada y no podrán ser nombrados para un nuevo periodo.

Pero al presidente no le interesa eso. Bajo el pretexto de su transformación, está dispuesto a escribir una nueva Constitución si es necesario, tal y como ha ocurrido en países como Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Cuba; todos ellos encabezados por gobiernos populistas, de izquierda radical.

Las imposiciones se han convertido en el sello distintivo del partido del presidente. Por eso es imperativo que exista un equilibrio en el Congreso. Si Morena continúa con la hegemonía y la concentración de poder, el riesgo es muy alto para la democracia. Las amenazas abiertas en contra de Lorenzo Córdova y del consejero Ciro Murayama son la mejor prueba de ello.

López Obrador y sus correligionarios se creen dueños de la única y absoluta palabra. Lo cierto es que la Nación no pueda estar sometida a la voz y los caprichos de un solo hombre. Décadas de lucha social nos dieron las instituciones que hoy nos rigen y el modelo de gobierno republicano al que siempre hemos aspirado. La división de Poderes, los ordenes de gobierno y por supuesto la Constitución, son producto de esa lucha y de ese orden que hoy está

Dicen que el poder no corrompe, pero sí desenmascara la verdadera naturaleza de las personas y en tan sólo 2 años, el poder ha revelado el verdadero ADN de Morena: autoritarismo, corruptelas, soberbia, rencor y prejuicios. Para nada es exagerado decir que la democracia y el Estado de Derecho están en riesgo. Las muestras son más que evidentes. Urge ponerle un freno a la destrucción de instituciones y del modelo político vigente. La elección del 6 junio es la mejor oportunidad.