/ viernes 28 de enero de 2022

Taza de Soles | Elvira López Aparicio, su legado

Conocí a la maestra Elvira López Aparicio cuando, en la década de los noventa (no recuerdo con exactitud el año). Vino a dar un curso a la UAA. Con su proverbial modestia lo tituló: “El Modernismo, por veredas y senderos”. Quiero empezar mi reflexión sobre su legado, haciendo una referencia a ese curso, porque es una evidencia clara de su forma de proceder, de cómo entendía la investigación, a la que había dedicado su vida, y cómo enfocaba la docencia, otra de sus grandes pasiones.

Su modestia estaba presente en cada uno de sus actos, y su estrategia pedagógica. se podría inferir de dicho título y de la manera en cómo fue desarrollando el curso. Estos datos proclamaban que se puede llegar a entender un movimiento literario importante, revisando la obra de los grandes maestros, pero también (y quizá más efectivo) pueda ser acercarse a éste, estudiando sus voces menos renombradas, leyendo las obras que podrían pasar inadvertidas. Yo recuerdo que terminé haciendo un ensayo sobre un escritor tan poco conocido como Jesús Urueta, pero que la investigación me llevó a conocer las revistas “Moderna” y “Azul” y a realizar un acercamiento a otros géneros, como el ensayo literario.

¿Dónde se había formado esta interesante profesora? Elvira estudió en la Escuela Normal del Estado de Aguascalientes y presentó su examen profesional en mayo de 1952, a los veintidós años. Luego, teniendo como antecedente que dos de sus hermanos estudiaban en la ciudad de México, consiguió la aprobación de su familia para proseguir allá sus estudios profesionales a nivel de maestría. Allá estudió el Bachillerato, en la Escuela Nacional Preparatoria, y después ingresó a la Maestría en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1957, cuando Elvira se tituló de la Maestría en Letras de la UNAM, tenía 27 años y se propuso estudiar a escritores del siglo XIX. Su trabajo sobre el intelectual mexicano Roa Bárcena (1827-1908) se publicó con el título José María Roa Bárcena por la Editorial Metáfora.

Después de su titulación, regresó a su terruño y comenzó a dar clases en el Instituto Autónomo de Ciencias, donde fue profesora (de 1958 a 1965) de Literatura y Arte Dramático. También fue maestra titular de Literatura en la Escuela Normal del Estado de 1960 a 1965, y dio clases de Literatura en el Colegio Guadalupe Victoria. Regresó a la capital, en 1965. Ahí trabajó en el Centro de Estudios Literarios, fue maestra de Literatura en la Escuela Nacional Preparatoria, hasta su jubilación en el año 2000. Fue profesora en la Escuela para Extranjeros de la UNAM desde 1967, y en el Instituto Cultural Mexicano, extensión UNAM en San Antonio, Texas tuvo una estancia en 1972.

De manera paralela a su trabajo como maestra, desarrolló su vocación como intelectual y logró adscribirse en el Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, donde ingresó como investigadora asociada desde 1974. A largo de casi tres décadas, se dedicó a estudiar la obra del escritor, cronista y periodista mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1858-1895). Como fruto de su investigación, publicó los siguientes libros: Obras VI. Crónicas y artículos sobre teatro. 1885-1889, en 1985; Manuel Gutiérrez Nájera Mañana de otro modo, en 1998; y Manuel Gutiérrez Nájera. Espectáculos. (…)

Aportación especial a la historia de la literatura mexicana fue su hallazgo de la novela por entregas, que escribió el mencionado escritor modernista en 1882. Titulada “Por donde se sube al cielo”, la novela modifica las fechas de inicio del Modernismo. (su equipo de trabajo conocía la existencia de esta novela, sin embargo, ignoraba su emplazamiento, pues se había publicado como parte del periódico “El Noticioso”) Le correspondió a nuestra querida maestra su localización en la Biblioteca general de Guadalajara. La novela fue publicada en 1992 con un estudio de la Dra. Belem Clark de Lara.

En el año 2000, la maestra Elvira regresó a Aguascalientes y fue invitada a trabajar como docente en la Licenciatura de Letras de la UAA, donde laboró del 2002 al 2005. En ese tiempo fuimos colegas y amigas. Le pedí su apoyo para completar mis investigaciones sobre Eduardo J. Correa y ella me facilitó “Poema del amor fiel”, novela que sólo se repartió como edición de obsequio, y de al cual, gracias a su generosidad, tengo una copia.

Elvira López Aparicio, quien naciera en Aguascalientes en 1930 y dejara de estar entre nosotros el 26 de diciembre del año pasado (2021), nos deja un hueco y un gran legado. Como un reconocimiento a su trayectoria pionera y destacada en el ámbito de la crítica literaria, la Universidad Autónoma, en el año 2014, propuso su nombre para el importante Premio Nacional de Crítica literaria.

Conocí a la maestra Elvira López Aparicio cuando, en la década de los noventa (no recuerdo con exactitud el año). Vino a dar un curso a la UAA. Con su proverbial modestia lo tituló: “El Modernismo, por veredas y senderos”. Quiero empezar mi reflexión sobre su legado, haciendo una referencia a ese curso, porque es una evidencia clara de su forma de proceder, de cómo entendía la investigación, a la que había dedicado su vida, y cómo enfocaba la docencia, otra de sus grandes pasiones.

Su modestia estaba presente en cada uno de sus actos, y su estrategia pedagógica. se podría inferir de dicho título y de la manera en cómo fue desarrollando el curso. Estos datos proclamaban que se puede llegar a entender un movimiento literario importante, revisando la obra de los grandes maestros, pero también (y quizá más efectivo) pueda ser acercarse a éste, estudiando sus voces menos renombradas, leyendo las obras que podrían pasar inadvertidas. Yo recuerdo que terminé haciendo un ensayo sobre un escritor tan poco conocido como Jesús Urueta, pero que la investigación me llevó a conocer las revistas “Moderna” y “Azul” y a realizar un acercamiento a otros géneros, como el ensayo literario.

¿Dónde se había formado esta interesante profesora? Elvira estudió en la Escuela Normal del Estado de Aguascalientes y presentó su examen profesional en mayo de 1952, a los veintidós años. Luego, teniendo como antecedente que dos de sus hermanos estudiaban en la ciudad de México, consiguió la aprobación de su familia para proseguir allá sus estudios profesionales a nivel de maestría. Allá estudió el Bachillerato, en la Escuela Nacional Preparatoria, y después ingresó a la Maestría en Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En 1957, cuando Elvira se tituló de la Maestría en Letras de la UNAM, tenía 27 años y se propuso estudiar a escritores del siglo XIX. Su trabajo sobre el intelectual mexicano Roa Bárcena (1827-1908) se publicó con el título José María Roa Bárcena por la Editorial Metáfora.

Después de su titulación, regresó a su terruño y comenzó a dar clases en el Instituto Autónomo de Ciencias, donde fue profesora (de 1958 a 1965) de Literatura y Arte Dramático. También fue maestra titular de Literatura en la Escuela Normal del Estado de 1960 a 1965, y dio clases de Literatura en el Colegio Guadalupe Victoria. Regresó a la capital, en 1965. Ahí trabajó en el Centro de Estudios Literarios, fue maestra de Literatura en la Escuela Nacional Preparatoria, hasta su jubilación en el año 2000. Fue profesora en la Escuela para Extranjeros de la UNAM desde 1967, y en el Instituto Cultural Mexicano, extensión UNAM en San Antonio, Texas tuvo una estancia en 1972.

De manera paralela a su trabajo como maestra, desarrolló su vocación como intelectual y logró adscribirse en el Centro de Estudios Literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, donde ingresó como investigadora asociada desde 1974. A largo de casi tres décadas, se dedicó a estudiar la obra del escritor, cronista y periodista mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1858-1895). Como fruto de su investigación, publicó los siguientes libros: Obras VI. Crónicas y artículos sobre teatro. 1885-1889, en 1985; Manuel Gutiérrez Nájera Mañana de otro modo, en 1998; y Manuel Gutiérrez Nájera. Espectáculos. (…)

Aportación especial a la historia de la literatura mexicana fue su hallazgo de la novela por entregas, que escribió el mencionado escritor modernista en 1882. Titulada “Por donde se sube al cielo”, la novela modifica las fechas de inicio del Modernismo. (su equipo de trabajo conocía la existencia de esta novela, sin embargo, ignoraba su emplazamiento, pues se había publicado como parte del periódico “El Noticioso”) Le correspondió a nuestra querida maestra su localización en la Biblioteca general de Guadalajara. La novela fue publicada en 1992 con un estudio de la Dra. Belem Clark de Lara.

En el año 2000, la maestra Elvira regresó a Aguascalientes y fue invitada a trabajar como docente en la Licenciatura de Letras de la UAA, donde laboró del 2002 al 2005. En ese tiempo fuimos colegas y amigas. Le pedí su apoyo para completar mis investigaciones sobre Eduardo J. Correa y ella me facilitó “Poema del amor fiel”, novela que sólo se repartió como edición de obsequio, y de al cual, gracias a su generosidad, tengo una copia.

Elvira López Aparicio, quien naciera en Aguascalientes en 1930 y dejara de estar entre nosotros el 26 de diciembre del año pasado (2021), nos deja un hueco y un gran legado. Como un reconocimiento a su trayectoria pionera y destacada en el ámbito de la crítica literaria, la Universidad Autónoma, en el año 2014, propuso su nombre para el importante Premio Nacional de Crítica literaria.