/ jueves 8 de agosto de 2019

EL HOMBRE ES SU PALABRA | Cantando y sonriendo

Le comparto en esta entrega un bello poema de la autoría de ROSARIO CASTELLANOS, poeta y embajadora de México en Israel, que nos describe, tomados de la mano, las delicias de una fiesta, que para decirlo con su primer verso “cosquillea los talones, como quien sale al campo a cosechar claveles.”

La poesía de Rosario Castellanos es grata a la vista y al oído, porque es sencilla, de sentido común, pero, además, es también un conjunto de metáforas que nos transportan a un mundo de paisajes poéticos que recrean la imaginación y el buen gusto, en beneficio del lector.

Su producción literaria es abundante y variada, baste lo que sigue para disfrutar de su obra.

Por favor lea, este es el texto:

LA FIESTA COSQUILLEA

La fiesta cosquillea en los talones. /Vamos todos a ella cantando y sonriendo. /Vamos todos a ella cogidos de la mano/como quien sale al campo a cosechar claveles.

La ciudad se ha vestido lo mismo que una novia. / Mirad: en cada puerta se ostenta una guirnalda, de par en par se tienden las ventanas/colmándose del día y su deleite.

La sombra juega al escondite por los patios/escapando del rayo de sol que la persigue.

Venimos a la fiesta cantando y sonriendo, /danzando el pie descalzo sobre céspedes finos.

¿Quién eres tú que traes antifaz de belleza /y te ciñes en túnicas de ritmo y de armonía? / ¿El mensaje cifrado de algún ángel/en la pluma del ave/ o en el vuelo preñado de una abeja? /

¿Eres la anunciación? / Me llaman viento, / soy el vehículo de las canciones/y también de las hojas marchitas del otoño. /Mi destino es girar perpetuamente/y no se responder.

¿Quién eres tú de rostro tremendo y enigmático? /Paralizas los ojos de quienes te contemplan/de estupor y de miedo.

¿Escondes el misterio de un Dios o eres su cólera/que se desencadena al infinito? / Mi nombre es mar, mi movimiento es ola/que recomienza siempre. /Nunca salgo de mí. Soy el esclavo/irredimible de mi propia fuerza.

¿Y tú que así te adornas con el iris/y te recorren escalofríos de cascabeles? /Yo quisiera abrazarte, pero ignoro quien eres. / Soy quien pintarrajea la verdad/para volverla amable/y hace que hasta los ídolos se paren de cabeza, / los niños me bautizan mariposa/y organizan cacerías para prenderme, /y cuando creen haberlo conseguido/tienen entre sus dedos/ solo el polen dorado de sus alas.

Algunos hombres dicen que me deprecian/y para denigrarme agrupan letras: /r-i-s-a, b-u-r-l-a, i-r-o-n-í-a. / Pero se arrastran hasta mi en tinieblas/y les doy la mentira de mi misma. /Los viejos me olvidaron y ya no me conocen, /Tú, adivina quién soy, corre y alcánzame, /Adiós, adiós/cantarito de arroz.

Allá, bajo los mirtos, ¿quién es el que reposa? /Las vides se exprimieron en sus mejillas. /

De sus cabellos se desprende un halito/de flores maceradas y lámparas ardiendo. /Tiene la piel jocunda de la manzana, /la breve plenitud del mediodía/y el zumbador encanto de la siesta. / Su símbolo es eterno: pezuña y caramillo. /En las florestas griegas/se lanzó tras la ninfa destrenzada. /La aprisionaron mitos y tabernáculos/y es un demonio cuyo nombre nadie/se atreve a pronunciar porque no quiere/despertarlo en el fondo de sí mismo, /pues igual que Sansón enloquecido/ derriba las columnas que sostienen los templos. /Su nombre es el rubor de las doncellas/y el martillo en las sienes del mancebo.

¿Y tú que sin cesar cambias de signo, /que te ocultas y te asomas/te velas y revelas en las formas? ¿Eres Proteo?

Eres como nosotros. Anda ven y bailemos. / ¡Alegría!¡ Alegría! / ¡La ciudad se desposa con la noche!

Le comparto en esta entrega un bello poema de la autoría de ROSARIO CASTELLANOS, poeta y embajadora de México en Israel, que nos describe, tomados de la mano, las delicias de una fiesta, que para decirlo con su primer verso “cosquillea los talones, como quien sale al campo a cosechar claveles.”

La poesía de Rosario Castellanos es grata a la vista y al oído, porque es sencilla, de sentido común, pero, además, es también un conjunto de metáforas que nos transportan a un mundo de paisajes poéticos que recrean la imaginación y el buen gusto, en beneficio del lector.

Su producción literaria es abundante y variada, baste lo que sigue para disfrutar de su obra.

Por favor lea, este es el texto:

LA FIESTA COSQUILLEA

La fiesta cosquillea en los talones. /Vamos todos a ella cantando y sonriendo. /Vamos todos a ella cogidos de la mano/como quien sale al campo a cosechar claveles.

La ciudad se ha vestido lo mismo que una novia. / Mirad: en cada puerta se ostenta una guirnalda, de par en par se tienden las ventanas/colmándose del día y su deleite.

La sombra juega al escondite por los patios/escapando del rayo de sol que la persigue.

Venimos a la fiesta cantando y sonriendo, /danzando el pie descalzo sobre céspedes finos.

¿Quién eres tú que traes antifaz de belleza /y te ciñes en túnicas de ritmo y de armonía? / ¿El mensaje cifrado de algún ángel/en la pluma del ave/ o en el vuelo preñado de una abeja? /

¿Eres la anunciación? / Me llaman viento, / soy el vehículo de las canciones/y también de las hojas marchitas del otoño. /Mi destino es girar perpetuamente/y no se responder.

¿Quién eres tú de rostro tremendo y enigmático? /Paralizas los ojos de quienes te contemplan/de estupor y de miedo.

¿Escondes el misterio de un Dios o eres su cólera/que se desencadena al infinito? / Mi nombre es mar, mi movimiento es ola/que recomienza siempre. /Nunca salgo de mí. Soy el esclavo/irredimible de mi propia fuerza.

¿Y tú que así te adornas con el iris/y te recorren escalofríos de cascabeles? /Yo quisiera abrazarte, pero ignoro quien eres. / Soy quien pintarrajea la verdad/para volverla amable/y hace que hasta los ídolos se paren de cabeza, / los niños me bautizan mariposa/y organizan cacerías para prenderme, /y cuando creen haberlo conseguido/tienen entre sus dedos/ solo el polen dorado de sus alas.

Algunos hombres dicen que me deprecian/y para denigrarme agrupan letras: /r-i-s-a, b-u-r-l-a, i-r-o-n-í-a. / Pero se arrastran hasta mi en tinieblas/y les doy la mentira de mi misma. /Los viejos me olvidaron y ya no me conocen, /Tú, adivina quién soy, corre y alcánzame, /Adiós, adiós/cantarito de arroz.

Allá, bajo los mirtos, ¿quién es el que reposa? /Las vides se exprimieron en sus mejillas. /

De sus cabellos se desprende un halito/de flores maceradas y lámparas ardiendo. /Tiene la piel jocunda de la manzana, /la breve plenitud del mediodía/y el zumbador encanto de la siesta. / Su símbolo es eterno: pezuña y caramillo. /En las florestas griegas/se lanzó tras la ninfa destrenzada. /La aprisionaron mitos y tabernáculos/y es un demonio cuyo nombre nadie/se atreve a pronunciar porque no quiere/despertarlo en el fondo de sí mismo, /pues igual que Sansón enloquecido/ derriba las columnas que sostienen los templos. /Su nombre es el rubor de las doncellas/y el martillo en las sienes del mancebo.

¿Y tú que sin cesar cambias de signo, /que te ocultas y te asomas/te velas y revelas en las formas? ¿Eres Proteo?

Eres como nosotros. Anda ven y bailemos. / ¡Alegría!¡ Alegría! / ¡La ciudad se desposa con la noche!