/ martes 9 de agosto de 2022

El Ágora | Taiwán y la crisis de los microchips

Como ya es bien sabido, la semana pasada la Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Nancy Pelosi, visitó la isla de Taiwán violentando para el Gobierno Chino la política conocida como “Una sola China”.

La historia es muy compleja y antigua, pero de lo que podemos estar seguros es que en la actualidad una parte de los taiwaneses han expresado que no se sienten parte del Gobierno Chino, incluso ellos no le llaman Taiwán a su país, sino República de China.

China considera a Taiwán como un territorio distanciado con actitud separatista, el cual tarde o temprano se reincorporará a la República Popular de China, por lo que el gobierno actual no puede tolerar actos que desde su óptica afecta la soberanía de su país.

Como Presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología en la actual Legislatura local considero que es importante que entendamos cómo puede afectar este conflicto en el corto y mediano plazo al avance tecnológico y científico en el mundo, de la misma manera puede traer problemas económicos gigantescos para los que no estamos preparados.

Taiwán actualmente produce aproximadamente el 60% de los semiconductores o microchips que se usan a nivel mundial. Sabemos de las graves complicaciones que se vivieron con tan solo unos meses en que dejaron de producirse estos productos durante los meses más críticos de la pandemia de Covid- 19, por lo que una guerra o invasión de China sobre la isla, tendría tan solo en el campo económico y tecnológico consecuencias catastróficas para todo el mundo.

Podríamos pensar que si estamos viendo que el conflicto es inminente, se debería de comenzar por invertir en nuevas fábricas para la creación de estos componentes electrónicos, justo esto pensaron los gobiernos de países como Estados Unidos y Japón, el problema fundamental es que para que una de esta fábricas comience a funcionar pasarían entre cuatro y seis años, debido a la complejidad de su construcción.

Otro de los problemas fundamentales es que la mayoría de las compañías más importantes de automóviles, celulares y computadoras, mandan a hacer sus semiconductores más complejos a esta isla, ya que si bien existen otras fábricas en el mundo, la tecnología que tienen para la construcción de estos productos es demasiado compleja para poder replicarla de forma inmediata en otro posibles países en condiciones de elaborarlos.

El escenario que nos espera si esta invasión sucede sería un retroceso gigantesco en la economía mundial, primero veríamos la caída de los mercados y un alza enorme en el precio de los productos que integran estas tecnologías como una consecuencia de la escasez.

Durante el 2021 vimos algo similar de lo que podría suceder, pero a menor escala, los precios de los autos usados se dispararon, en caso de querer comprar un carro nuevo teníamos que ingresar a una lista de espera, las computadoras y sus componentes subieron de costo por la escasez, empresas como Apple y Samsung tuvieron que retrasar el lanzamiento de sus nuevos productos y todo esto fue en consecuencia de la cuarentena que se dio por le COVID.

Sin duda esta conflicto afectará de forma desastrosa la economía, pero también afectará el progreso y el avance en la ciencia y la tecnología, ya que prácticamente se detendrás por un tiempo indeterminado las fábricas que producen los semiconductores más avanzados del mundo, por lo que la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías será severamente afectada, aunque queramos pensar que este escenario se ve lejano aún, China ya impuso los primeros castigos económicos y militares a Taiwán en consecuencia de recibir a la tercera al mando de los Estado Unidos.

No queda más que esperar que las consecuencias sean las mínimas. El solo riesgo de un conflicto en el campo económico ya muestra un escenario por demás complicado, en caso de un conflicto bélico sería catastrófico ante la posibilidad de que se llegue no solo al uso de armas convencionales, sino del peligro de la existencia de armamento nuclear disponible en ambos bandos.

En ninguno de los escenarios es conveniente una confrontación, nuestro planeta requiere de soluciones a través del dialogo y para ello es fundamental que los organismos internacionales creados para estas situaciones realmente hagan su trabajo no solo para el bien de la economía, sino sobre todo para mantener la vida en el planeta.

Como ya es bien sabido, la semana pasada la Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Nancy Pelosi, visitó la isla de Taiwán violentando para el Gobierno Chino la política conocida como “Una sola China”.

La historia es muy compleja y antigua, pero de lo que podemos estar seguros es que en la actualidad una parte de los taiwaneses han expresado que no se sienten parte del Gobierno Chino, incluso ellos no le llaman Taiwán a su país, sino República de China.

China considera a Taiwán como un territorio distanciado con actitud separatista, el cual tarde o temprano se reincorporará a la República Popular de China, por lo que el gobierno actual no puede tolerar actos que desde su óptica afecta la soberanía de su país.

Como Presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología en la actual Legislatura local considero que es importante que entendamos cómo puede afectar este conflicto en el corto y mediano plazo al avance tecnológico y científico en el mundo, de la misma manera puede traer problemas económicos gigantescos para los que no estamos preparados.

Taiwán actualmente produce aproximadamente el 60% de los semiconductores o microchips que se usan a nivel mundial. Sabemos de las graves complicaciones que se vivieron con tan solo unos meses en que dejaron de producirse estos productos durante los meses más críticos de la pandemia de Covid- 19, por lo que una guerra o invasión de China sobre la isla, tendría tan solo en el campo económico y tecnológico consecuencias catastróficas para todo el mundo.

Podríamos pensar que si estamos viendo que el conflicto es inminente, se debería de comenzar por invertir en nuevas fábricas para la creación de estos componentes electrónicos, justo esto pensaron los gobiernos de países como Estados Unidos y Japón, el problema fundamental es que para que una de esta fábricas comience a funcionar pasarían entre cuatro y seis años, debido a la complejidad de su construcción.

Otro de los problemas fundamentales es que la mayoría de las compañías más importantes de automóviles, celulares y computadoras, mandan a hacer sus semiconductores más complejos a esta isla, ya que si bien existen otras fábricas en el mundo, la tecnología que tienen para la construcción de estos productos es demasiado compleja para poder replicarla de forma inmediata en otro posibles países en condiciones de elaborarlos.

El escenario que nos espera si esta invasión sucede sería un retroceso gigantesco en la economía mundial, primero veríamos la caída de los mercados y un alza enorme en el precio de los productos que integran estas tecnologías como una consecuencia de la escasez.

Durante el 2021 vimos algo similar de lo que podría suceder, pero a menor escala, los precios de los autos usados se dispararon, en caso de querer comprar un carro nuevo teníamos que ingresar a una lista de espera, las computadoras y sus componentes subieron de costo por la escasez, empresas como Apple y Samsung tuvieron que retrasar el lanzamiento de sus nuevos productos y todo esto fue en consecuencia de la cuarentena que se dio por le COVID.

Sin duda esta conflicto afectará de forma desastrosa la economía, pero también afectará el progreso y el avance en la ciencia y la tecnología, ya que prácticamente se detendrás por un tiempo indeterminado las fábricas que producen los semiconductores más avanzados del mundo, por lo que la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías será severamente afectada, aunque queramos pensar que este escenario se ve lejano aún, China ya impuso los primeros castigos económicos y militares a Taiwán en consecuencia de recibir a la tercera al mando de los Estado Unidos.

No queda más que esperar que las consecuencias sean las mínimas. El solo riesgo de un conflicto en el campo económico ya muestra un escenario por demás complicado, en caso de un conflicto bélico sería catastrófico ante la posibilidad de que se llegue no solo al uso de armas convencionales, sino del peligro de la existencia de armamento nuclear disponible en ambos bandos.

En ninguno de los escenarios es conveniente una confrontación, nuestro planeta requiere de soluciones a través del dialogo y para ello es fundamental que los organismos internacionales creados para estas situaciones realmente hagan su trabajo no solo para el bien de la economía, sino sobre todo para mantener la vida en el planeta.