/ martes 21 de julio de 2020

CUARTO DE JUNTO | Aguas se mueve

Por: Miguel Ángel Martínez

Se veía venir. Era inevitable. Y los efectos de la pandemia comienzan a ser evidentes. Ya se escucha entre conocidos la pérdida del empleo, la baja en las ventas; la falta de circulante y la preocupación por mantener los changarros con la cortina abierta debido a la baja en el consumo. Desgraciadamente, amables lectores, estas historias nos llegan desde cualquier punto de México. El coronavirus no respetó posiciones geográficas y mucho menos condiciones económicas ni sociales, como irresponsablemente se ha dicho en diversos círculos políticos, sobre todo al inicio del problema, y marcadamente al interior de las huestes de Morena.

Peor aún ha sido evitar actuar en con- secuencia, desestimando la crisis que se antojaba inevitable desde hace meses, tanto la sanitaria como la económica, con resultados catastróficos principalmente en la segunda, dada la poca sensibilidad para paliar la crisis con apoyos, que no ayudas ni regalos, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. Del Presidente, ya sabemos: su animadversión con las empresas y los empresarios es inequívoco, palpable e indudable. Pero llama poderosamente la atención el mismo camino que ha tomado el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, cuya preparación y expertise, ambos encomiables, han ser- vido de poco o nada ante la magnitud de la tragedia.

Es lógico pensar que el secretario Herrera solo sigue las instrucciones del Presidente, y que por lo tanto, las soluciones que pasan por su cabeza, ahí se quedan, por más que quiera ejercerlas. El tema es que, si no ha logrado convencerlo de la intensidad del problema, y por lo tanto ha tomado decisiones apenas necesarias pero nunca trascendentes, Arturo Herrera, al final del camino, será también responsable de las nefastas repercusiones que una crisis como esta provoca a lo largo del tiempo, y no solo en el corto plazo, como ya se está viendo. Mal hecho por el secretario, cuya principal responsabilidad, suponemos, es la de protegernos y darnos garantías en el tema económico a todos los mexicanos. Y también mal hecho por el secretario, si consideramos el desprestigio al que queda expuesto por la omisión de acciones económicas fundamentales no solo al interior del país, sino alrededor del mundo entero.

La buena noticia, dentro del escenario tan adverso, es que a nivel local las cosas parecen ser opuestas a todo lo que anterior-mente se hemos narrado. Esta misma semana, el Gobernador Orozco ha anunciado medidas concretas que, sin duda, han puesto algo de luz en el camino. “Tomar al toro por los cuernos” es lo que a nosotros, los ciudadanos, nos gusta ver de parte de los políticos, cualquiera que sea el color de estos. No hay tiempo que perder y mucho menos cuando el agua ya se ha subido al cuello. El ejecutivo ha decidido utilizar todos los instrumentos económicos que tiene a su alcance para hacerle frente al shock que se nos ha colado. La Secretaría de Desarrollo Económico, de Manuel Alejandro González Martínez, La Secretaría de Turismo, de Humberto Monte- ro de Alba, y la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroempresarial, de Miguel Muñoz de la Torre, parten como las piezas principales para obtener los buenos resultados.

Sin olvidarnos de la Secretaría de Obras Públicas, comandada por Noel Mata Atilano, que cierra el cuarteto de Secretarías que integran el plan estratégico que, a estas alturas del partido, le viene de perlas al Estado. Nos va a costar mucho recuperarnos, eso es un hecho. Una situación como estas, implica, primero, la voluntad absoluta de los diferentes niveles de gobierno para generar políticas públicas acorde a la magnitud del problema, pero también requiere de la disponibilidad completa de nosotros los ciudadanos y la participación activa. Y sobre todo, un esfuerzo titánico de todos, cada quién desde su trinchera.

La única preocupación que nos queda es el alza sostenible en los contagios. Quizá nos faltó un mes de confinamiento masivo, responsable, como el que se vio durante el mes de abril al inicio del problema. Esto, por desgracia, choca precisamente con los planes que nos ha informado el Gobierno del Estado, cuya lógica de movilidad de personas para poder accionarlos resulta completamente indispensable. Pero no queda de otra: las autoridades tendrán que seguir atentas a la prevención y la atención debida y oportuna de los infectados, y la población será corresponsable para evitar en la medida de lo posible el mayor número de contagios, utilizando las medidas a nuestro alcance.

Con el paso del tiempo, desde que inició la pandemia, nos hemos convencido de que, aprender a convivir con el virus, será nuestra obligación mientras no se tenga un tratamiento completamente efectivo y, desde luego, una vacuna. Hagamos lo que nos toca a cada quien para acercarnos lo más pronto posible al modo de vida que tanto extrañamos.

Por: Miguel Ángel Martínez

Se veía venir. Era inevitable. Y los efectos de la pandemia comienzan a ser evidentes. Ya se escucha entre conocidos la pérdida del empleo, la baja en las ventas; la falta de circulante y la preocupación por mantener los changarros con la cortina abierta debido a la baja en el consumo. Desgraciadamente, amables lectores, estas historias nos llegan desde cualquier punto de México. El coronavirus no respetó posiciones geográficas y mucho menos condiciones económicas ni sociales, como irresponsablemente se ha dicho en diversos círculos políticos, sobre todo al inicio del problema, y marcadamente al interior de las huestes de Morena.

Peor aún ha sido evitar actuar en con- secuencia, desestimando la crisis que se antojaba inevitable desde hace meses, tanto la sanitaria como la económica, con resultados catastróficos principalmente en la segunda, dada la poca sensibilidad para paliar la crisis con apoyos, que no ayudas ni regalos, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. Del Presidente, ya sabemos: su animadversión con las empresas y los empresarios es inequívoco, palpable e indudable. Pero llama poderosamente la atención el mismo camino que ha tomado el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, cuya preparación y expertise, ambos encomiables, han ser- vido de poco o nada ante la magnitud de la tragedia.

Es lógico pensar que el secretario Herrera solo sigue las instrucciones del Presidente, y que por lo tanto, las soluciones que pasan por su cabeza, ahí se quedan, por más que quiera ejercerlas. El tema es que, si no ha logrado convencerlo de la intensidad del problema, y por lo tanto ha tomado decisiones apenas necesarias pero nunca trascendentes, Arturo Herrera, al final del camino, será también responsable de las nefastas repercusiones que una crisis como esta provoca a lo largo del tiempo, y no solo en el corto plazo, como ya se está viendo. Mal hecho por el secretario, cuya principal responsabilidad, suponemos, es la de protegernos y darnos garantías en el tema económico a todos los mexicanos. Y también mal hecho por el secretario, si consideramos el desprestigio al que queda expuesto por la omisión de acciones económicas fundamentales no solo al interior del país, sino alrededor del mundo entero.

La buena noticia, dentro del escenario tan adverso, es que a nivel local las cosas parecen ser opuestas a todo lo que anterior-mente se hemos narrado. Esta misma semana, el Gobernador Orozco ha anunciado medidas concretas que, sin duda, han puesto algo de luz en el camino. “Tomar al toro por los cuernos” es lo que a nosotros, los ciudadanos, nos gusta ver de parte de los políticos, cualquiera que sea el color de estos. No hay tiempo que perder y mucho menos cuando el agua ya se ha subido al cuello. El ejecutivo ha decidido utilizar todos los instrumentos económicos que tiene a su alcance para hacerle frente al shock que se nos ha colado. La Secretaría de Desarrollo Económico, de Manuel Alejandro González Martínez, La Secretaría de Turismo, de Humberto Monte- ro de Alba, y la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroempresarial, de Miguel Muñoz de la Torre, parten como las piezas principales para obtener los buenos resultados.

Sin olvidarnos de la Secretaría de Obras Públicas, comandada por Noel Mata Atilano, que cierra el cuarteto de Secretarías que integran el plan estratégico que, a estas alturas del partido, le viene de perlas al Estado. Nos va a costar mucho recuperarnos, eso es un hecho. Una situación como estas, implica, primero, la voluntad absoluta de los diferentes niveles de gobierno para generar políticas públicas acorde a la magnitud del problema, pero también requiere de la disponibilidad completa de nosotros los ciudadanos y la participación activa. Y sobre todo, un esfuerzo titánico de todos, cada quién desde su trinchera.

La única preocupación que nos queda es el alza sostenible en los contagios. Quizá nos faltó un mes de confinamiento masivo, responsable, como el que se vio durante el mes de abril al inicio del problema. Esto, por desgracia, choca precisamente con los planes que nos ha informado el Gobierno del Estado, cuya lógica de movilidad de personas para poder accionarlos resulta completamente indispensable. Pero no queda de otra: las autoridades tendrán que seguir atentas a la prevención y la atención debida y oportuna de los infectados, y la población será corresponsable para evitar en la medida de lo posible el mayor número de contagios, utilizando las medidas a nuestro alcance.

Con el paso del tiempo, desde que inició la pandemia, nos hemos convencido de que, aprender a convivir con el virus, será nuestra obligación mientras no se tenga un tratamiento completamente efectivo y, desde luego, una vacuna. Hagamos lo que nos toca a cada quien para acercarnos lo más pronto posible al modo de vida que tanto extrañamos.

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