/ martes 20 de julio de 2021

Ciudadanía... ¿Existe?

A propósito de los tiempos coyunturales por los que atraviesa la nación, nos parece trascendente referirnos al concepto de ciudadanía; para Manuel Canto Chac, el concepto tiene tres notas “derechos individuales, la pertenencia de una comunidad política y la participación en la vida pública” el autor refiere que los derechos de las personas están institucionalizados en varios estados nación -como el nuestro-,además, de encontrarse reconocidos por Naciones Unidas “el derecho al desarrollo es un derecho humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que pueden realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo disfrazado del él (ONU, Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, art. 1°).”

Para el presente ensayo es indispensable tener como punto de partida la interrogante obligada ¿en nuestro país, hemos construido ciudadanía?; es decir, conocemos o sabemos cuáles son nuestros derechos, obligaciones y deberes como ciudadanos, ello a partir de la óptica formal, en el que se prevé en nuestro marco normativo la categoría jurídica de ciudadanía. Desde ese contexto, no basta saber o conocer nuestros derechos fundamentales referidos en la parte dogmática de nuestra constitución, sino también saber ejercer, defender, difundir y fortalecerlos, solo hasta entonces podremos cimentar ciudadanía.

No sobra decir -como lo apunta Teresa González Luna Corvera-que ciudadanía y democracia han formado parte de la discusión sobre las reformas educativas destaca su comentario señalando que “la pertinencia de la formación ciudadana descansa en dos supuestos concatenados: la necesidad que tienen los Estados y los sistemas políticos democráticos de cohesión social y legitimidad, y la necesidad que tienen los niños y jóvenes de educarse como ciudadanos”; en el mismo sentido Rodolfo Lara Lagunas contribuye con planteamientos para una filosofía que deba formar un modelo educativo que sirva al pueblo mexicano “una sociedad tan desigual, y con privilegios para una minoría, necesita ciudadanos críticos, nacionalistas, igualitarios, solidarios y democráticos”. En consecuencia, educar implica formar ciudadanía consiente, porque con la educación se determina el destino de México; al respecto Lara sostiene que “la educación democrática forma parte de los fines del sistema educativo nacional. Pero los hechos fraudulentos, siempre que hay elecciones, nos muestran, además del elevado abstencionismo, que la escuela ha descuidado la formación para la democracia.”; la literatura en el tema de ciudadanía es basta; especialistas como González coinciden en analizar e insistir en la función educativa para formar con bases democráticas, enfatizando que los fines de la educación, no se debe limitar a transmitir solo conocimiento, sino también debe corresponder contribuir para formar cultura cívica que predisponga ciudadanos a participar en política en base a principios y prácticas democráticas.

Nuestro sistema jurídico mexicano prevé las categoría de personas, ciudadanía, habitantes y vecindad; en este análisis nos abocamos de forma parcial a derechos, obligaciones y deberes de los ciudadanos previsto en el artículo 35 y 36 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; del primero, en su fracción III describe el derecho de “Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país;” en correlación con el derecho de libertad, para asociación con otras personas para promover, ejercer y proteger sus intereses legítimos de orden político, económico, social, profesional, sindical o de cualquier otro orden, sin ninguna otra restricción que las previstas en la ley ( ser lícito y de forma pacífica); es en ese sentido, se tiene presente el origen y justificación de los partidos políticos, sindicatos, asociaciones y sociedades civiles, cooperativas, fundaciones culturales, comités de lucha y de defensa, centros de clubes deportivos, entre otras formas asociativas Inter ciudadanos (nas), el ejercicio del derecho a asociación, debe entenderse como la forma de ejercer colectivamente el derecho de petición señalado en el artículo 8 constitucional.

Ciudadanía implica un concepto dinámico que obedece a un contexto social, económico, cultural y político de las sociedades de una determinada época, en contraposición las obligaciones y deberes que simultáneamente en colectivo debemos reconocer, y con ella podremos construir un modelo de democracia representativa propia a nuestra idiosincrasia nacional y regional. Con lo descrito en líneas arriba, resultaría inexacto dialogar sin la trilogía ciudadanía-educación-democracia; es decir, hablar de un modelo o sistema educativo, por añadidura nos referimos a la idea de aspirar a sólidos conocimientos para capacitar a futuros ciudadanos para toda la población, la cohesión social, la integración política y la legitimación de una nueva sociedad con más justicia, paz, incluyente, con seguridad y bienestar. Una república representativa y democrática.

A propósito de los tiempos coyunturales por los que atraviesa la nación, nos parece trascendente referirnos al concepto de ciudadanía; para Manuel Canto Chac, el concepto tiene tres notas “derechos individuales, la pertenencia de una comunidad política y la participación en la vida pública” el autor refiere que los derechos de las personas están institucionalizados en varios estados nación -como el nuestro-,además, de encontrarse reconocidos por Naciones Unidas “el derecho al desarrollo es un derecho humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que pueden realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo disfrazado del él (ONU, Declaración sobre el Derecho al Desarrollo, art. 1°).”

Para el presente ensayo es indispensable tener como punto de partida la interrogante obligada ¿en nuestro país, hemos construido ciudadanía?; es decir, conocemos o sabemos cuáles son nuestros derechos, obligaciones y deberes como ciudadanos, ello a partir de la óptica formal, en el que se prevé en nuestro marco normativo la categoría jurídica de ciudadanía. Desde ese contexto, no basta saber o conocer nuestros derechos fundamentales referidos en la parte dogmática de nuestra constitución, sino también saber ejercer, defender, difundir y fortalecerlos, solo hasta entonces podremos cimentar ciudadanía.

No sobra decir -como lo apunta Teresa González Luna Corvera-que ciudadanía y democracia han formado parte de la discusión sobre las reformas educativas destaca su comentario señalando que “la pertinencia de la formación ciudadana descansa en dos supuestos concatenados: la necesidad que tienen los Estados y los sistemas políticos democráticos de cohesión social y legitimidad, y la necesidad que tienen los niños y jóvenes de educarse como ciudadanos”; en el mismo sentido Rodolfo Lara Lagunas contribuye con planteamientos para una filosofía que deba formar un modelo educativo que sirva al pueblo mexicano “una sociedad tan desigual, y con privilegios para una minoría, necesita ciudadanos críticos, nacionalistas, igualitarios, solidarios y democráticos”. En consecuencia, educar implica formar ciudadanía consiente, porque con la educación se determina el destino de México; al respecto Lara sostiene que “la educación democrática forma parte de los fines del sistema educativo nacional. Pero los hechos fraudulentos, siempre que hay elecciones, nos muestran, además del elevado abstencionismo, que la escuela ha descuidado la formación para la democracia.”; la literatura en el tema de ciudadanía es basta; especialistas como González coinciden en analizar e insistir en la función educativa para formar con bases democráticas, enfatizando que los fines de la educación, no se debe limitar a transmitir solo conocimiento, sino también debe corresponder contribuir para formar cultura cívica que predisponga ciudadanos a participar en política en base a principios y prácticas democráticas.

Nuestro sistema jurídico mexicano prevé las categoría de personas, ciudadanía, habitantes y vecindad; en este análisis nos abocamos de forma parcial a derechos, obligaciones y deberes de los ciudadanos previsto en el artículo 35 y 36 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; del primero, en su fracción III describe el derecho de “Asociarse individual y libremente para tomar parte en forma pacífica en los asuntos políticos del país;” en correlación con el derecho de libertad, para asociación con otras personas para promover, ejercer y proteger sus intereses legítimos de orden político, económico, social, profesional, sindical o de cualquier otro orden, sin ninguna otra restricción que las previstas en la ley ( ser lícito y de forma pacífica); es en ese sentido, se tiene presente el origen y justificación de los partidos políticos, sindicatos, asociaciones y sociedades civiles, cooperativas, fundaciones culturales, comités de lucha y de defensa, centros de clubes deportivos, entre otras formas asociativas Inter ciudadanos (nas), el ejercicio del derecho a asociación, debe entenderse como la forma de ejercer colectivamente el derecho de petición señalado en el artículo 8 constitucional.

Ciudadanía implica un concepto dinámico que obedece a un contexto social, económico, cultural y político de las sociedades de una determinada época, en contraposición las obligaciones y deberes que simultáneamente en colectivo debemos reconocer, y con ella podremos construir un modelo de democracia representativa propia a nuestra idiosincrasia nacional y regional. Con lo descrito en líneas arriba, resultaría inexacto dialogar sin la trilogía ciudadanía-educación-democracia; es decir, hablar de un modelo o sistema educativo, por añadidura nos referimos a la idea de aspirar a sólidos conocimientos para capacitar a futuros ciudadanos para toda la población, la cohesión social, la integración política y la legitimación de una nueva sociedad con más justicia, paz, incluyente, con seguridad y bienestar. Una república representativa y democrática.