/ martes 20 de abril de 2021

Aromas de la tercera edad | Memoria, hechos y presencia

Sentado frente a mi computadora intento escribir mi columna semanal, dudo qué tema de interés emplear para señalar las políticas públicas erróneas de este sexenio. Son tantas; que por salud mental decido narrar momentos que en el pasado viví, y permanecen estampados en mi memoria.

Abril de 1960. Recién he tenido un desencuentro con mi papá José, y a mis 18 años apenas cumplidos (gracias a mi amigo Alfonso Lara) me he reclutado en la Secretaría de Salubridad y Asistencia como Auxiliar de Evaluación, y mi trabajo será buscar enfermos de paludismo en lugares que ningún otro Auxiliar quiere atender.

Es lunes y en un Ómnibus de México viajó a Zacatecas, donde abordaré un “Trastorno” Línea Verde que me llevará hasta Tlaltenango. Afortunadamente a mi lado viajaba una maestra que regresaba a su tierra. Es alta de tez blanca con pelo castaño largo y pañoleta floreada en su cuello. Ojos color miel y labios encarnados sin pintar, y me dice se llama Margarita.

La primera parada oficial es en Jerez, donde aborda una Huicholita vendiendo rosas, y acercándose me dice: -Anda; regálale rosas a la bonita- “La bonita” me sonríe, pero estoy corto de dinero y le pregunto a la Huicholita.: -¿Cuánto cuesta una rosa?- y me contesta: -Un peso; una rosa- Agarro una rosa roja, y una vez le pagó con dos tostones alargo mi brazo, y mirando los ojos de “La Bonita” se la entregó.

El “Trastorno” reanuda el viaje, iniciándose un diálogo con Margarita quien me pregunta: -¿A dónde te diriges y en qué te ocupas?- siendo yo tímido apenas le contestó: -Voy a Tlaltenango, donde trabajaré en la sierra buscando enfermos de paludismo- La bonita se me queda mirando sorprendida, y me dice: -Pepe Luis, eres muy joven para andar en la sierra- y agrega: -Gente pobre que trabaja a medias en los ranchos de agua se están enfermando y padecen de escalofríos y sudor a la vez- Conociendo yo que son los síntomas del Paludismo le digo: -Margarita; precisamente esa es la gente que buscaré para tomarles muestras de sangre, y una vez las envíe a Aguascalientes para su análisis, quienes resulten positivos serán tratados por Doctores especialistas-

“La Bonita” alargando su brazo me acaricia el rostro, y mirándome fijamente me dice: -La mayoría de la gente que vive en lo alto de la sierra son buenas- y agrega: -Cuando se den cuenta quien eres y a que te dedicas; te cuidaran y atenderán como no te imaginas-

Tres horas después llegamos a Colotlán, lugar donde el chofer acostumbra parar una hora. Descendemos del camión, y sentados Margarita y yo debajo de un tejaban degustando una nieve de limón, ella me dice que aquí se fabrican los cintos piteados más finos del mundo, siendo fuente de divisas en dólares que permiten el buen vivir de muchas familias Colotlenses.

Yo me paro, y enfrente de un aparador admiro los cintos que los artesanos “bordan” magistralmente. “La Bonita” entra. Después sale con un cinto y alargando su brazo me dice: -Pepe Luis: te regalo éste cinto en correspondencia; y espero nunca te olvides de mí- Una vez el “trastorno” llega a Tlaltenango; Margarita me abraza, y dándome un beso en la mejilla sube a una camioneta Pick App de su papá. Una vez arranca saca su brazo y ondeando su pañoleta floreada interpretó un -Hasta luego-.

Año 2021: Citó de manera sintetizada al Dr. Javier González Maciel: -Señor Presidente AMLO: Me enorgullezco de ser los que usted; desde su corta y sesgada visión del mundo vitupera y desprecia. Soy producto del estudio y esfuerzo; no de la dádiva interesada que usted dilapida CON SOMBRERO AJENO intentando comprar voluntades de aquellos que por su condición de pobreza, son proclives a caer en engaños y mentiras. Yo no me hospedé en hoteles de lujo ni renté jet privado como lo hacen sus hijos con el dinero del erario, Yo puedo gastar sin vergüenza cada peso producto natural de un trabajo honesto y actividad que, aunque USTED lo dude, contribuye más al progreso que su discurso incendiario y resentido, cuyo propósito es descalificar y confrontar a los mexicanos-

¡Animas! -digo yo- que el 6 de junio los ciegos “oigan” y los sordos “miren”.

Sentado frente a mi computadora intento escribir mi columna semanal, dudo qué tema de interés emplear para señalar las políticas públicas erróneas de este sexenio. Son tantas; que por salud mental decido narrar momentos que en el pasado viví, y permanecen estampados en mi memoria.

Abril de 1960. Recién he tenido un desencuentro con mi papá José, y a mis 18 años apenas cumplidos (gracias a mi amigo Alfonso Lara) me he reclutado en la Secretaría de Salubridad y Asistencia como Auxiliar de Evaluación, y mi trabajo será buscar enfermos de paludismo en lugares que ningún otro Auxiliar quiere atender.

Es lunes y en un Ómnibus de México viajó a Zacatecas, donde abordaré un “Trastorno” Línea Verde que me llevará hasta Tlaltenango. Afortunadamente a mi lado viajaba una maestra que regresaba a su tierra. Es alta de tez blanca con pelo castaño largo y pañoleta floreada en su cuello. Ojos color miel y labios encarnados sin pintar, y me dice se llama Margarita.

La primera parada oficial es en Jerez, donde aborda una Huicholita vendiendo rosas, y acercándose me dice: -Anda; regálale rosas a la bonita- “La bonita” me sonríe, pero estoy corto de dinero y le pregunto a la Huicholita.: -¿Cuánto cuesta una rosa?- y me contesta: -Un peso; una rosa- Agarro una rosa roja, y una vez le pagó con dos tostones alargo mi brazo, y mirando los ojos de “La Bonita” se la entregó.

El “Trastorno” reanuda el viaje, iniciándose un diálogo con Margarita quien me pregunta: -¿A dónde te diriges y en qué te ocupas?- siendo yo tímido apenas le contestó: -Voy a Tlaltenango, donde trabajaré en la sierra buscando enfermos de paludismo- La bonita se me queda mirando sorprendida, y me dice: -Pepe Luis, eres muy joven para andar en la sierra- y agrega: -Gente pobre que trabaja a medias en los ranchos de agua se están enfermando y padecen de escalofríos y sudor a la vez- Conociendo yo que son los síntomas del Paludismo le digo: -Margarita; precisamente esa es la gente que buscaré para tomarles muestras de sangre, y una vez las envíe a Aguascalientes para su análisis, quienes resulten positivos serán tratados por Doctores especialistas-

“La Bonita” alargando su brazo me acaricia el rostro, y mirándome fijamente me dice: -La mayoría de la gente que vive en lo alto de la sierra son buenas- y agrega: -Cuando se den cuenta quien eres y a que te dedicas; te cuidaran y atenderán como no te imaginas-

Tres horas después llegamos a Colotlán, lugar donde el chofer acostumbra parar una hora. Descendemos del camión, y sentados Margarita y yo debajo de un tejaban degustando una nieve de limón, ella me dice que aquí se fabrican los cintos piteados más finos del mundo, siendo fuente de divisas en dólares que permiten el buen vivir de muchas familias Colotlenses.

Yo me paro, y enfrente de un aparador admiro los cintos que los artesanos “bordan” magistralmente. “La Bonita” entra. Después sale con un cinto y alargando su brazo me dice: -Pepe Luis: te regalo éste cinto en correspondencia; y espero nunca te olvides de mí- Una vez el “trastorno” llega a Tlaltenango; Margarita me abraza, y dándome un beso en la mejilla sube a una camioneta Pick App de su papá. Una vez arranca saca su brazo y ondeando su pañoleta floreada interpretó un -Hasta luego-.

Año 2021: Citó de manera sintetizada al Dr. Javier González Maciel: -Señor Presidente AMLO: Me enorgullezco de ser los que usted; desde su corta y sesgada visión del mundo vitupera y desprecia. Soy producto del estudio y esfuerzo; no de la dádiva interesada que usted dilapida CON SOMBRERO AJENO intentando comprar voluntades de aquellos que por su condición de pobreza, son proclives a caer en engaños y mentiras. Yo no me hospedé en hoteles de lujo ni renté jet privado como lo hacen sus hijos con el dinero del erario, Yo puedo gastar sin vergüenza cada peso producto natural de un trabajo honesto y actividad que, aunque USTED lo dude, contribuye más al progreso que su discurso incendiario y resentido, cuyo propósito es descalificar y confrontar a los mexicanos-

¡Animas! -digo yo- que el 6 de junio los ciegos “oigan” y los sordos “miren”.