/ lunes 23 de mayo de 2022

Angélica de la Peña | Las mujeres seguimos de luto

Por: Angélica de la Peña

Al escribir este artículo no me puedo sobreponer de la terrible noticia del asesinato de la Abogada Feminista Cecilia Monzón; transitaba en su auto por Cholula, Puebla cuando fue alcanzada por una moto con dos sicarios que le quitaron la vida. Su trabajo como litigante feminista la distinguió por llevar casos de violencia contra las mujeres y exigencias de pensiones de alimentos. Por dónde sean las líneas de investigación de este feminicidio, esperamos sea expedita, pronta, eficiente e imparcial. Hace unos días Cecilia tuiteaba, “estoy más tiempo aquí que en mi casa” en referencia a sus visitas al Centro de Justicia para Mujeres.

Parece que estamos a años luz de lograr prevenir y erradicar los asesinatos contra mujeres por serlo. Porque es claro que si no hay justicia en cada caso, hay un aliciente para seguir perpetrándolos por los infames machistas. A cada caso que se suma, hay una impotencia porque, cómo lo paramos? la verdad ya estamos hartas: el feminicidio crece al parejo de la demagogia y de la indiferencia criminal del Estado. No necesitan los funcionarios matar a las mujeres, la omisión también es un delito, y en el feminicidio, es clarísimo desdén; por eso los feminicidas lo piensan, lo planean y lo llevan a cabo. Acaso no lo comprenden?

Entiéndanlo: las mujeres son discriminadas y minimizadas por ser mujeres, lo repetimos todos los días. En las diversas etapas históricas de la emancipación de grupos sociales de diversas etnias y religiones, las mujeres eran las discriminadas de los discriminados. La condición de su sexo, las ha circunscrito a la maternidad, a la crianza de la prole, a ser el objeto sexual del hombre, una humana sin derechos. “La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer, con el objeto directo de establecer una tiraría absoluta sobre ella” se señala en la Declaración de Seneca Falls (EUA) de 1848.

Por eso, hasta que las organizaciones feministas fueron escuchadas en Naciones Unidas en los 70s es que se comienza a poner atención a la violencia de sufren las mujeres, porque la violencia contra ellas no solo se refleja en la trata y la prostitución forzada; se padece en el entorno privado y en el ámbito público, y se perpetúa desde las instituciones.

En 2006 el Secretario General de la ONU Kofi Annan presenta el informe Estudio a Fondo sobre todas las Formas de Violencia contra la Mujer. El informe es contundente: la violencia contra la mujer persiste en todos los países del mundo como una violación generalizada de los derechos humanos y es uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad entre mujeres y hombres. Y mientras siga persistiendo la violencia contra la mujer, no podremos afirmar que estamos logrando progresos reales, el desarrollo y la paz.

Todas quienes han sido víctimas de feminicidio nos hacen falta, todas fueron muertes que no debieron ocurrir, Cecilia Monzón deja un pequeño hijo y un vacío profesional como feminista. A ver hasta cuándo López Obrador atiende la exigencia de las Mujeres para declarar tolerancia cero al Feminicidio, lo mismo las fiscalías y el poder judicial, porque estamos frente a una omisión grave del Estado. Y ojalá el INMUJERES se apreste al diseño de la política de prevención y salga de su ostracismo.

Por: Angélica de la Peña

Al escribir este artículo no me puedo sobreponer de la terrible noticia del asesinato de la Abogada Feminista Cecilia Monzón; transitaba en su auto por Cholula, Puebla cuando fue alcanzada por una moto con dos sicarios que le quitaron la vida. Su trabajo como litigante feminista la distinguió por llevar casos de violencia contra las mujeres y exigencias de pensiones de alimentos. Por dónde sean las líneas de investigación de este feminicidio, esperamos sea expedita, pronta, eficiente e imparcial. Hace unos días Cecilia tuiteaba, “estoy más tiempo aquí que en mi casa” en referencia a sus visitas al Centro de Justicia para Mujeres.

Parece que estamos a años luz de lograr prevenir y erradicar los asesinatos contra mujeres por serlo. Porque es claro que si no hay justicia en cada caso, hay un aliciente para seguir perpetrándolos por los infames machistas. A cada caso que se suma, hay una impotencia porque, cómo lo paramos? la verdad ya estamos hartas: el feminicidio crece al parejo de la demagogia y de la indiferencia criminal del Estado. No necesitan los funcionarios matar a las mujeres, la omisión también es un delito, y en el feminicidio, es clarísimo desdén; por eso los feminicidas lo piensan, lo planean y lo llevan a cabo. Acaso no lo comprenden?

Entiéndanlo: las mujeres son discriminadas y minimizadas por ser mujeres, lo repetimos todos los días. En las diversas etapas históricas de la emancipación de grupos sociales de diversas etnias y religiones, las mujeres eran las discriminadas de los discriminados. La condición de su sexo, las ha circunscrito a la maternidad, a la crianza de la prole, a ser el objeto sexual del hombre, una humana sin derechos. “La historia de la humanidad es la historia de las repetidas vejaciones y usurpaciones perpetradas por el hombre contra la mujer, con el objeto directo de establecer una tiraría absoluta sobre ella” se señala en la Declaración de Seneca Falls (EUA) de 1848.

Por eso, hasta que las organizaciones feministas fueron escuchadas en Naciones Unidas en los 70s es que se comienza a poner atención a la violencia de sufren las mujeres, porque la violencia contra ellas no solo se refleja en la trata y la prostitución forzada; se padece en el entorno privado y en el ámbito público, y se perpetúa desde las instituciones.

En 2006 el Secretario General de la ONU Kofi Annan presenta el informe Estudio a Fondo sobre todas las Formas de Violencia contra la Mujer. El informe es contundente: la violencia contra la mujer persiste en todos los países del mundo como una violación generalizada de los derechos humanos y es uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad entre mujeres y hombres. Y mientras siga persistiendo la violencia contra la mujer, no podremos afirmar que estamos logrando progresos reales, el desarrollo y la paz.

Todas quienes han sido víctimas de feminicidio nos hacen falta, todas fueron muertes que no debieron ocurrir, Cecilia Monzón deja un pequeño hijo y un vacío profesional como feminista. A ver hasta cuándo López Obrador atiende la exigencia de las Mujeres para declarar tolerancia cero al Feminicidio, lo mismo las fiscalías y el poder judicial, porque estamos frente a una omisión grave del Estado. Y ojalá el INMUJERES se apreste al diseño de la política de prevención y salga de su ostracismo.